jueves, 12 de junio de 2014

Referéndum, España y la libertad


   
05/06/2014 .    
Ayer miércoles 4 de junio se conmemoraron el 25 aniversario de dos hechos, uno donde la libertad se abrió paso y otro donde la tiranía mostró su verdadero rostro.

Hace 25 años, y gracias a las elecciones parlamentarias del 4 de junio de 1989, los polacos expulsaron del poder al totalitarismo comunista.

También el 4 de junio fue el 25 aniversario de las protestas de la Plaza de Tian´anmen de 1989, también conocidas como la masacre de Tian´anmen llevada a cabo por el Partido Comunista Chino que aun gobierna ese país.

Casualmente ambos países eran Repúblicas Populares, hoy que tan de moda esta la palabra República.

Afortunadamente la mayoría de los españoles abominamos del totalitarismo que aún hoy sigue vigente en países como Cuba, Corea del Norte o China. Estos días hemos podido ver alguna de las banderas que representan lo anterior, paseándose junto a las reivindicaciones republicanas de parte de la población española.

El Referéndum de la izquierda

La abdicación de su majestad el Rey en su hijo Felipe, Príncipe de Asturias, ha causado un importante revuelo en sectores políticos de este País.

La izquierda se ha manifestado en todas las capitales de España exigiendo un Referéndum para cambiar la Constitución y exigir la forma de Estado republicana. Imagino que la reforma que pretenden, enarbolando la bandera de la II Republica española, y contando con la presencia de Bildu o ERC en sus manifestaciones, va encaminada también en diferenciar, a través de un status distinto, a los territorios vasco y catalán.

Es curiosa la gran preocupación que tienen en relación a la igualdad republicana y la poca preocupación por la consolidación de desigualdades territoriales entre españoles. Sobre todo en el caso vasco y catalán, lo que evidencian cuando enarbolan la bandera de la II República en Herriko Tabernas, elogian a los sucesores de Herri Batasuna y hablan de pueblo vasco y catalán como si fueran algo distinto al resto, incluso les otorgan un fantasmagórico derecho a decidir.

España y la libertad

España es una nación histórica que se hizo nación política por primera vez en 1812 y actualmente lo es a través de la Constitución de 1978.

La Constitución española se fundamenta, en su artículo 2, en la nación española que es previa, somos una nación que mira al futuro, asumiendo nuestra historia, para garantizar la unidad y el bienestar de todos los españoles.

-La soberanía reside en el pueblo español.

-Solo existe una nación que es España.

-En una nación moderna la organización territorial tiene que basarse en la efectividad del Estado en beneficio de los ciudadanos, no en zarandajas para contentar a decimonónicos nacionalistas ultramontanos.

Las reformas administrativas siempre se han de encaminar a este principio "La administración debe estar al servicio del ciudadano, no el ciudadano al servicio del Estado".

-Tenemos una monarquía parlamentaria, el Rey es el jefe de Estado, al igual que en países como Inglaterra, Holanda, Bélgica, Suecia o Japón.

-Nuestra Constitución se asienta en un sistema de libertades, una nación de ciudadanos libres e iguales.
-Nuestra Constitución tiene mecanismos de reforma.

Una nueva transición

Después de enumerar los puntos anteriores, los españoles lo tienen muy fácil, o apuntalar los principios anteriores, con reformas de calado, para que todas las instituciones del Estado, así como el propio Estado, sean más eficientes, o pretender una reforma de la Constitución hacia no se sabe bien donde.

Es cierto que existen cosas en España que no funcionan bien, que es necesario reformar de manera profunda. Es cierto que la corrupción es una vergüenza, que invade a los partidos políticos, a los sindicatos, a la patronal y a las instituciones. Evidentemente España necesita una acción correctora.

Pero lo que aún es más cierto, es que a los españoles se les abre una nueva esperanza que deben aprovechar, una nueva generación se abre paso y un nueva España que recoja lo mejor de las décadas anteriores para impulsarnos hacia una nación más cohesionada, más justa, más libre, menos estatista y más unida.

Algunos hablan últimamente de confederación ibérica, otros de Estatus libre asociado para Cataluña y País Vasco, otros de federalismo asimétrico y otros de una mancomunidad de naciones o Commonwealth a la española. Yo prefiero hablar de respetar el espíritu de nuestra transición.

Si hubiera que reformar parcialmente la Constitución yo lo apoyaría en un sentido contrario al que piden los nacionalistas y parte de la izquierda:

Una reforma en el sentido de reforzar la capacidad del Estado para garantizar la unidad nacional, la igualdad ante la ley de los ciudadanos en todo el territorio español, la cohesión y la solidaridad entre individuos y territorios, la seguridad interior y exterior y el desarrollo económico, social y cultural del conjunto de España, así como su peso y prestigio en la escena internacional.

Quizás el problema no es que la Constitución se haya quedado obsoleta ante una realidad cambiante, sino que, por el contrario, la dinámica política impulsada o consentida por todos los partidos del arco parlamentario se ha apartado gravemente de los principios esenciales y las orientaciones básicas de nuestra Carta Magna.

Yo lo tengo claro, más España y más libertad.

www.twitter.com/rchamode 

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