viernes, 2 de octubre de 2015
Nuestra Constitución pisoteada
Nuestra Constitución pisoteada
18/09/2015 .
Ante la mirada del presidente del Congreso y todos los congresistas, el diputado del partido Amaiur, Sabino Cuadra, hizo añicos las páginas de la Constitución Española en el Congreso de los Diputados, sede de la Soberanía Nacional española.
Arrancó los artículos que consagran la soberanía nacional en el pueblo español y el fundamento de la misma, la nación española.
Lo que tenemos en el Congreso
Para hacernos una idea de lo que tenemos en el Congreso, un simple recorrido por la trayectoria de este personaje nos lo aclara:
Sabino lleva militando desde 1970 en organizaciones políticas de carácter izquierdista y vasquista. Inició su militancia en la organización troskista vasco-navarra Liga Komunista Iraultzailea (LKI) y siguió en diversas formaciones y coaliciones sucesoras de la misma como Auzolan, Zutik o Batzarre. Después de unos años de parón político se reincorporo en 1998 a Euskal Herritarrok. En 2011 fue elegido cabeza de lista por Navarra de la coalición electoral Amaiur, que agrupaba a la izquierda abertzale ilegalizada con Aralar, Eusko Alkartasuna y Alternatiba. Es también activo en el movimiento internacionalista desde hace varias décadas. Ha sido militante y sigue vinculado a Komite Internazionalistak (KI), organización de carácter asambleario fundada en 1979 al calor de la Revolución Sandinista y que continúa su actividad en el País Vasco.
Amaiur es la correa de Bildu en Madrid. Bildu es ese partido que legalizó el ex presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala, contra el criterio del Tribunal Supremo. Sala disfruta hoy de un flamante puesto en el bufete de Miquel Roca (el que apoya a Duran i Lleida en estas elecciones autonómicas catalanas) .
Nuestra Constitución pisoteada
Nuestra Constitución lleva tiempo siendo pisoteada por todos, sin excepción.
Lo asombroso de la reivindicación de Sabino es que, en vez de promover la ruptura absoluta con la legalidad, insta la reforma de la Constitución hacia el reconocimiento de las supuestas nación vasca, catalana y gallega: “la solución tiene que ir por que estos artículos desaparezcan de aquí y haya un reconocimiento claro y directo de la voz y la palabra de Catalunya, Euskal Herria y Galicia”.
¿Reforma hacia la vía confederal?
Nuevamente es curioso que prácticamente todos los grupos, en mayor o menor grado, apuntan hacia una reforma de la Constitución.
Los argumentos del abertzale no difieren de un determinado sector de la supuesta derecha que beben de los argumentos de Herrero de Miñón. El ilustre centrista se expresaba así al recoger el premio Joaquim Xicoy en 2009: "Yo, que soy un apasionado devoto de la España grande, que es el resultado fuerte y vigoroso de la libre adhesión de todos sus pueblos, creo que Cataluña es una nación". De Miñón en una entrevista en 2013 decía "se quiera o no, nos encaminamos hacia una organización asimétrica", habla de que "fue un error no pactar con Pujol el reconocimiento de la singularidad de Cataluña", para Herrero de Miñón "…hay que reconocer un status especial a las nacionalidades que tienen identidad nacional –ahora no podemos precisar cuáles son– y establecer una relación bilateral pactada".
¿Ruptura con la tradición constitucionalista española?
Estos planteamientos rompen con la tradición constitucional jurídico-política española que siempre consagró, desde 1812, la soberanía nacional residente en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado.
La Nación Española es una de las primeras constituidas en Europa. La soberanía nacional del pueblo español es infraccionable, no existen otras entidades soberanas en el ámbito de la Nación Española. El pueblo español siempre ha sido, en nuestras constituciones, el único sujeto político soberano.
Todos los planteamientos iluminados de Herrero de Miñón, federalistas asimétricos y demás compañía, son alucinaciones absurdas que no encajan con nuestra tradición constitucional ni con el ser de España.
Tristemente algunos conceptos ambiguos fueron colados por la puerta de atrás en determinados párrafos de nuestra Constitución. Cualquier reforma debería corregir esos términos absurdos como el concepto de nacionalidades o aspectos del título VIII.
La Nación española fundamento de nuestra Constitución
Artículo 2: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles.
La Constitución se fundamenta en ella, es decir la nación es previa y tiene una identidad histórica, comunitaria, humana y cultural, donde la diversidad regional forma parte de su riqueza. España es ante todo y sobre todo una realidad que se ha proyectado en la Historia. El Estado debería fomentar los lazos de unión, las identidades regionales jamás han estado enfrentadas a la identidad de España hasta que una ideología nacionalista y separadora ha pretendido imponer una historia inventada desde finales del siglo XIX.
Si hay reforma que sea hacia la unidad, fortalecimiento de la nación e igualdad de oportunidades
Frente a los que rompen nuestra constitución, destruyen el ser de España y nos llevan a un callejón sin salida, no caben ambigüedades. Es intolerable, en una nación normal, lo que ha pasado esta semana en el Congreso, igual de intolerable que lo que estamos viviendo en relación a Cataluña.
El criterio trasversal de todas las políticas e interpretaciones de la Constitución debería ser el fortalecimiento de la Nación, que a la vez es su fundamento. Cualquier pretensión de reforma de la Constitución, en cualquier caso, debería tener como planteamiento reforzar la Nación y no debilitarla.
Defender España que somos todos, esa es la única salida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario