miércoles, 3 de octubre de 2018
Inmigración: Los esclavos del siglo XXI
Inmigración: Los esclavos del siglo XXI
Ricardo Chamorro
España / 20 marzo, 2018
Este fin de semana, hemos podido ver el conflicto producido en el Barrio de Lavapiés a causa de la muerte de una persona de origen senegalés que, supuestamente, según las acusaciones de la izquierda, habría muerto de infarto a causa de una persecución por parte de la policía. Este mismo fin de semana el diario El País reproducía en portada los incidentes violentos entre inmigrantes y policía en Lavapiés con una foto. En la misma portada se reflejaba un titular donde se enumeraba la medida que el Fondo Monetario Internacional FMI ha recomendado a España consistente en abrir la puertas a 5,5 millones de extranjeros hasta 2050 para el teórico mantenimiento de las pensiones, con esta medida están de acuerdo la OCDE y BRUSELAS.
Una de las características de la globalización, en la que estamos inmersos, es el fenómeno descontrolado que se ha producido en los flujos migratorios. Una inmigración que produce estragos en los países de emisión y de origen, una emigración que no tiene nada que ver con los flujos migratorios de los tres últimos siglos.
La unión de intereses económicos globales para bajadas de salarios hacia la competitividad, con ideologías internacionalistas progresistas que van desde el marxismo post 68 a una ideología progresista global que mezcla tintes democristianos con socialdemocracia, hacia el llamado neoliberalismo, están minando derechos sociales y tratando de cambiar de manera radical la identidad e idiosincrasia de las antiguas naciones del mundo, sobre todo en occidente.
La inmigración, coincidencias entre distintos
Vamos a exponer las tesis de pensadores de izquierdas, liberales y conservadores, en un tema tan polémico, que se oponen al discurso dominante a nivel global por parte de las elites. El Dogma dominante es que la inmigración siempre es positiva y que enriquece en todos los aspectos al país receptor.
-El senador de EEUU Jeff Sessions, nominado por Donald Trump como fiscal general del Estado, afirmó en el Senado de EEUU:
“No creo que los estadounidenses quieran acabar con la inmigración, pero creo que afecta a los salarios”, y continua diciendo, “creo que en demasiadas ocasiones el Congreso ha sido complaciente al apoyar legislación que haría feliz a los grandes negocios, pero que tendría un impacto en los salarios”
-Santiago Niño Becerra es un economista español. Ha desempeñado diversos puestos en empresas del sector siderúrgico y desde el año 1994 es catedrático de Estructura Económica en IQS de la Universidad Ramón Llull de Barcelona. Este economista catalán, tachado de izquierdas, afirma lo siguiente: “El objetivo económico de la acogida de los refugiados en Europa es reducir los salarios”
El economista catalán dice “esto acabará mal, y lo podremos ver en poco tiempo: muchos de los refugiados que lleguen a España acabarán en una situación de explotación laboral para poder sobrevivir”, y continua, “las consecuencias directas de esta acogida de miles de personas en un plazo de tiempo tan corto, es un aumento de la oferta de trabajo para forzar los salarios a la baja y aumentar la población activa en la que escoger a los mejores elementos comprando su trabajo más barato”
-Guillermo López Casanovas, de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, cree que hay que rechazar la idea de que la inmigración aumenta la productividad: “La mayoría de los inmigrantes trabajan en los sectores de productividad más débil y en peor forma de toda la UE. La llegada de inmigrantes permite quizá evitar que algunas fábricas cierren, pero sólo hace retrasar la solución del gran problema de la economía española, a saber, la productividad. Sin la inmigración, el necesario proceso de adaptación ya habría comenzado”.
-Xavier Sala i Martín, de la Universidad de Columbia: “Los inmigrantes, cuando llegan aquí, empujan los salarios a la baja e interrumpen las evoluciones tecnológicas”.
-Jorge Verstrynge Rojas es un ex político, politólogo y geopolítico franco-español. Actualmente es profesor titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
Vestrynge dice lo siguiente: “Es sabido que existe una ley en economía de libre-cambio: los salarios tienden a alinearse sobre aquellos pagados en los países en los que peores salarios se pagan. Súmese a eso el hecho de que la inmigración permite importar los salarios bajos de los demás y se podrá comprender por qué el salario medio de los españoles no ha aumentado desde ¡1997!”
“El obrerito español (y europeo) -continúa- ha podido ser ‘calmado a la fuerza’ en sus reivindicaciones, antaño mediante un ejército nacional de parados, y hoy por uno mundial. De ahí la felicidad de las patronales por una parte, y de los sindicatos “compradores”, vendidos, por otro: en el primer caso, producto de una miopía económica drástica pues salarios más bajos implica demanda global deprimida (excepto endeudamiento de las familias hasta las cejas, caso de España; pero ¿por cuánto tiempo sostenible?) y, lo que es peor para los patronos, freno a ganancias reales productividad”.
-Francois-Laurent Balssa, miembro de la derecha alternativa. “Obedeciendo a la lógica del dumping social se ha creado de esta manera un mercado de trabajo ‘low cost’, con los sin papeles poco cualificados haciendo las veces de trabajadores comodín. Es como si los grandes capitalistas y la extrema izquierda hubieran hecho un pacto, unos porque quieren desmantelar el Estado social, que consideran les sale demasiado caro, y los otros porque quieren eliminar el Estado-Nación, al que consideran demasiado arcaico”
-El liberal Phillippe Nemo (1949). Profesor de la European School of Management y de la école des Hautes études Commerciales de París, es director científico del Centre de Recherche en Philosophie économique. Filósofo e historiador de ideas morales y política, es considerado el mayor especialista francés en la obra de Hayek y un experto en pedagogía.
Este profesor dice lo siguiente: “En Europa ciertos responsables económicos sueñan con hacer venir a Europa una mano de obra barata, capaz de ocupar, en un primer momento, ciertos empleos para los que la mano de obra local es insuficiente y de presionar después significativamente a la baja los salarios de los demás trabajadores europeos. Estos grupos de presión, que tienen medios de sobra para hacerse oír en los gobiernos nacionales y en la Comisión de Bruselas, son partidarios tanto de la inmigración en general como de la extensión de la Unión Europea porque ésta facilitará considerablemente la inmigración de trabajadores. Tienen razón desde su punto de vista, es decir, según una lógica puramente económica (…). El problema es que no se puede razonar en este tema usando una lógica meramente económica, dada la cantidad de consecuencias sociológicas importantes que tiene el flujo hacia Europa de población no europea. Si los capitalistas en general prestan poca atención a este problema quizá sea porque ellos suelen disfrutar de los beneficios económicos de la inmigración sin sufrir los perjuicios sociales consiguientes. El dinero ganado por sus empresas, cuya rentabilidad han asegurado mediante la inmigración, les permite vivir en residenciales de lujo, dejando que sus compatriotas menos afortunados se las vean con la población extranjera en los barrios desheredados”
Conclusión
En la era de la pos verdad, tal y como se están empezando a conocer estos tiempos, están empezando a cuestionarse de manera abierta los dogmas “buenistas” que en realidad solo benefician a determinadas elites económicas y políticas. La inmigración es uno de ellos.
El pueblo comienza a dudar de todo, y empieza hacer caso a su sentido intuitivo más allá de las retahílas moralistas del Stablishment. ¿Y si somos víctimas de una estafa y nos empezáramos a dar cuenta?
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