jueves, 10 de abril de 2014

Lo contrario al espíritu de Suárez

 
Lo contrario al espíritu de Suárez
   
27/03/2014 .     EL DIGITAL CASTILLA LA MANCHA

El pasado domingo falleció el primer presidente de la democracia española, Adolfo Suárez. Su recuerdo emocionado, de manera unánime por todos los españoles, demuestra que la honestidad, la honradez, el patriotismo y el idealismo son valores apreciados por todos. Yo nací en 1977 y no fui consciente de su época, pero valoro muy positivamente el esfuerzo político de aquellos años.

Yace en Ávila bajo una lapida que dice "La concordia fue posible". Suárez desarrolló firmemente un pensamiento iniciado dentro del régimen por Pedro Laín Entralgo, Ruiz Giménez o Dionisio Ridruejo, de "reconciliación entre españoles".

Como todo político cometió fallos, pero son ensombrecidos por algo que todos los españoles valoran de manera preeminente, y es que se recuperó la titularidad de la soberanía nacional en el pueblo español y se asentó la unidad de la nación española como fundamento de la pluralidad política y de la diversidad de España.

Así lo expresa nuestra Constitución, fruto de los pactos de la Moncloa que el dirigió, cuando afirma en su artículo 2 que "la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles". Lo que afirma nuestra Carta Magna ha sido reafirmado el martes por el Tribunal Constitucional anulando, de manera unánime, la declaración soberanista catalana.

Lo que se consiguió en la Transición ha costado mucho esfuerzo, no ha sido tarea fácil y ha sido causa de cientos de muertos a manos del terrorismo extremista, los terroristas siempre han querido la ruptura y no la reconciliación.

Lo contrario al espíritu de Suárez

Hoy siguen existiendo consignas de ruptura, mensajes anti-sistema, deslegitimaciones constantes de nuestra transición, banderas que agreden a los símbolos e instituciones elegidos entre todos, violencia irracional contra las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, proyectos separatistas que pretenden romper unilateralmente nuestra Carta Magna.

Todo lo anterior constituye lo contrario a la dignidad y al espíritu que personificó Suárez, y es necesario decirlo para que nadie confunda los términos. El contexto sociopolítico de esa época no tiene nada que ver con nuestro presente, no pasamos de una dictadura a la democracia, el desenganche de los compromisos adquiridos por parte del nacionalismo separatista es un hecho y la impugnación de nuestra transición por una parte de la izquierda también.

El horizonte lo marcamos entre todos los españoles y en los puntos señalados, existe un gran margen para la política:

Nación española y monarquía, Estado de derecho, Estado autonómico, sociedad de bienestar y europeísmo.

Cualquier esfuerzo para recuperar el espíritu de la Transición debería orientarse al reforzamiento de los compromisos que surgieron en esa época y no únicamente a contentar a los incumplidores, a los irresponsables y a los rupturistas.

España por encima de izquierda y derecha

En el recuerdo de Suárez también recordamos imágenes fundamentales de reconciliación nacional como la de Santiago Carrillo sentado al lado de la bandera rojo y gualda. En 1977 Carrillo decía: "Es ese cambio el que nos ha llevado a reconsiderar nuestra actitud hacia los símbolos y emblemas del Estado que nos reconoce. En tanto que representativa de ese Estado que nos reconoce, hemos decidido colocar, al lado de la bandera roja del partido comunista, la bandera bicolor del Estado español". En aquel momento el Partido Comunista de España, a través de su comité central ampliado, aprobó por 169 votos a favor, ninguno en contra y once abstenciones, el acuerdo de colocar la bandera bicolor del Estado español, en todos sus actos, al lado, de la bandera comunista.

Quiero terminar con un fragmento de un discurso de Adolfo Suárez que recalca la importancia que el ex presidente le dio siempre a la unidad, algo que fue el horizonte de su acción y su espiritu:

"Esa libertad que buscamos ya no es comprensible sólo como un derecho de la persona individual. El hombre, en esta sociedad complicada y despersonalizada, poco puede hacer por sí mismo. Todo está planteado en contra de su espíritu y de sus valores como persona. A esa sociedad, que, así configurada responde a módulos de vigencia en todo el mundo desarrollado, no la podemos cambiar, aunque quisiéramos. Pero lo que sí podemos es ofrecerle al hombre herramientas de defensa. Y esa defensa sólo está en la unión".

www.twitter.com/rchamode

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