Semana Santa Ciudad Real

Jesus Torres, pregonero de la Semana Santa de Ciudad Real 2014




Castilla-La Mancha volcada en su Semana Santa
   
17/04/2014 .    

La presidenta de Castilla-La Mancha se expresaba este lunes, en el Convento de los Carmelitas Descalzos de Toledo, de la siguiente manera:

"Tenemos la suerte de tener una región donde, además de un interés religioso, el primero y más importante, la Semana Santa tiene un interés turístico, histórico y artístico de primera dimensión".

Y es que los castellano-manchegos tenemos una Semana Santa preciosa en cultura, espiritualidad y piedad popular.

Contamos con tres ciudades donde la Semana Santa ha sido declarada de interés turístico internacional que son Toledo, Cuenca y Hellín (Albacete). La Semana Santa de Ciudad Real, de Ocaña (Toledo) y de Tobarra (Albacete), están declaradas de Interés Turístico Nacional. Además existen diecisiete ciudades donde la Semana Santa es de Interés Turístico Regional como Almagro, Sigüenza, Daimiel, Quintanar de la Orden, Campo de Criptana o Calzada de Calatrava con su típico juego de las caras.

Con lo anterior, Castilla-La Mancha quiere ser el principal punto de turismo de interior en el corazón de España y por ello abre sus puertas al mundo para que el mundo descubra su riqueza histórica, cultural y natural.

La importancia espiritual de la Semana Santa

Como recordada Jesús Torres en su magnifico pregón de la Semana Santa de Ciudad Real, el Papa Francisco, en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, da una gran importancia a la piedad popular como fuerza evangelizadora.

El Papa dice:

Se trata de una verdadera "espiritualidad encarnada en la cultura de los sencillos". No está vacía de contenidos, sino que los descubre y expresa más por la vía simbólica que por el uso de la razón instrumental, y en el acto de fe se acentúa más el credere in Deum que el credere Deum. Es "una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia, y una forma de ser misioneros".

La Semana Santa en el carácter español

En un sentido no religioso, pero si descriptivo de la religiosidad de un pueblo, el académico Arturo Pérez Reverte describía, en uno de sus libros, como fue siempre el sentir religioso de los españoles:

"Todos ellos fueron grandes hombres; escrupulosos y católicos a menudo, disolutos en algunas ocasiones. Ellos, que no inclinaban la cabeza ni ante sus reyes, se humillaban sin embargo ante una hostia consagrada, ante la barba mal afeitada y las manos torpes de cualquier mísero cura de pueblo. Los hubo que murieron peleando por Dios y por sus monarcas en guerras europeas, en las Indias o en el norte de África, batiéndose contra protestantes, anglicanos, berberiscos... Fueron valientes soldados, dignos nobles y leales vasallos. Y todos, excepto los que murieron en lugares trágicos y lejanos, tuvieron a un sacerdote junto al lecho en el momento de entregar su espíritu. Como mi abuelo, como mi padre...".

Ese carácter se reproduce en nuestra Semana Santa, donde hombres fornidos, debajo de un paso a costal, son incapaces de contener las lágrimas al terminar su estación de penitencia.

La Semana Santa forma parte de nuestra identidad, disfrutar de nuestra Semana Santa es disfrutar de la esencia de Castilla-La Mancha y por lo tanto emborracharse de España.

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