sábado, 8 de septiembre de 2018

Rumores y reforma constitucional

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Rumores y reforma constitucional
Opinión / 17 octubre, 2017
Ricardo Chamorro
La derecha social española está absolutamente convulsionada por los rumores de supuesto pacto o de compadreo del gobierno de la Nación con una facción de los golpistas secesionistas, la facción llamada moderada, para una posible reforma constitucional, auspiciada en consenso con el PSOE y Cs, y así evitar la ruptura y volver a la senda de consenso del 78.

Los militantes, simpatizantes, cargos locales, y dirigentes del PP, al margen de la cúpula, no pueden creer que Rajoy pueda dialogar con quien incumple la Ley de manera flagrante y pretende destruir la Nación, además de dinamitar la Constitución.

Estado unitario y descentralizado administrativamente
Tanto la derecha constitucionalista, las izquierdas progresistas, los liberales y los socialistas en sus comienzos históricos, siempre reivindicaron la verdadera naturaleza del Estado español tal y como figuraba en la Constitución de 1812, un Estado unitario descentralizado administrativamente, un único pueblo soberano, el pueblo español.

Un Estado que fomentara la igualdad de derechos y oportunidades entre los españoles, al margen de privilegios oligárquicos o decimonónicos, respetando la diversidad regional como fuente de riqueza nacional y no como origen de privilegios diferenciadores.

La gran mayoría del pueblo español piensa en estos mismos términos, independientemente de adscripción política. Son determinadas minorías, pertenecientes en muchos casos a la oligarquía, quienes piensan de manera diferente.

La derecha fraccionaria
Parte de la derecha, a la que pertenecen entre otros Margallo, Manuel Millán Mestre o Miguel Herrero de Miñón, consideran que el Estado español es, o debe ser, un Estado compuesto o federal.

Este fue el pensamiento de parte de la UCD de la transición que pario el Estado Autonómico, es un pensamiento conservador por naturaleza, que ancla sus orígenes, entre otros, en el federalismo republicano de Pi y Margall.

Herrero de Miñón, experto en Derecho Público, padre de la Constitución, considerado el mejor orador del centroderecha español desde que se reinstauró la democracia, fue diputado de UCD y llegó a presidir Alianza Popular tras la dimisión de Manuel Fraga en 1986. Al año siguiente optó a la presidencia del partido, pero fue derrotado por Antonio Hernández Mancha. Mantuvo su acta parlamentaria hasta 1993 y posteriormente dejó la política.

Herrero es un defensor a ultranza del Estado compuesto y de los nacionalistas como representantes, según él, de pueblos dentro del Estado con entidad propia. Su particular pensamiento político interpreta la idea de España como algo metafísico que materialmente se expresa en la unión de pueblos con un destino. De hecho así se expresaba al recoger el premio Joaquim Xicoy en 2009: “Yo que soy un apasionado devoto de la España grande, que es el resultado fuerte y vigoroso de la libre adhesión de todos sus pueblos, creo que Cataluña es una nación”.

El caótico pensamiento de Herrero de Miñón es el parapeto de gentes como Iñaki Anasagasti (PNV) o Duran i Lleida (Unió) que pretenden la consolidación de la asimetría en un Estado neutro en clave confederal y la abolición del café para todos.

También tenemos a Manuel Millán Mestre uno de los fundadores del PP Catalán, colaborador de Manuel Fraga, ex diputado del PP desde 1989-2000, fundador de El País, periodista, amigo de Jordi Pujol desde los años 80, es también partidario del Estado compuesto o confederal.

En una de sus recientes entrevistas decía lo siguiente:

“Antes que ciertas tentaciones independentistas, queda por experimentar la federación o la confederación (Baviera o el Quebec) como sistema, y una sustancial revisión de la barbaridad que fue el “café para todos”.

Manuel Millán Mestre también hizo público haber propuesto una reforma de la Constitución hace tres años a Rajoy y al Rey, basada en cuatro puntos para Cataluña: pacto fiscal, soberanía sobre lengua y cultura, condición de nación y lista de nacionalidades en la Constitución que las diferenciara de las regiones. Gay de Montellà, presidente de la patronal catalana, y Joan Rosell hicieron de emisarios

No olvidemos a gentes muy cercanas al PP o miembros del partido actual, que formaron parte del Partido Reformista, el partido de Miquel Roca Junyent, uno de los “caraduras” mayores que existen en España, lobista, traficante de influencias, nacionalista catalán y padre de la Constitución, además de defensor a ultranza del derecho a decidir, la reforma constitucional y el reconocimiento de Cataluña como Nación.

La reforma de Margallo
Como vemos, hace mucho que en el seno del PP se habla de reforma de la Constitución, es falso por lo tanto que no se haya hablado de la reforma con el PSOE, de hecho ya se reformó la Constitución en 2011 en cuanto al artículo 135 de la Constitución Española con el consenso de ambos partidos.

En la actualidad el PP tiene sobre la mesa la propuesta de Margallo, ex ministro de Rajoy, donde se ofrece en cuanto a Cataluña, un reconocimiento constitucional de Cataluña como nacionalidad histórica, un sistema de financiación similar al concierto vasco-navarro y que además fija la necesidad de equiparar el esfuerzo inversor en Cataluña a su participación en el PIB nacional, el reconocimiento de derechos históricos catalanes, así como el blindaje de la lengua y la cultura para Cataluña.

Además Margallo propone fortalecer el Senado como cámara de representación territorial blindando las autonomías.

Por lo tanto los rumores sobre una posible reforma pactada entre PP-PSOE no es infundada, teniendo además en cuenta que el libro de Margallo “Por una convivencia democrática”, donde presenta esta reforma de la Constitución, tiene el epilogo de Alfredo Pérez Rubalcaba y prologo de Josep Piqué.

La reforma planteada por este conocido democristiano sigue la línea del Estado compuesto o federal, que defienden también Cs y PSOE.

Por lo tanto los partidos principales estarían en más de lo mismo, profundizar más en lo que nos arruina, ceder privilegios a territorios, privilegiar a las regiones más ricas y fortalecer el sistema autonómico en detrimento de la igualdad entre españoles.

Por todo lo anterior y a la vista que nuestros políticos van a su aire y al margen de las demandas del pueblo, e incluso al margen de las aspiraciones de sus votantes, es necesario que surja un movimiento popular que impida tocar la Constitución, o mejor aún, que exija a nuestros políticos modificarla en sentido opuesto acabando con los privilegios fiscales de determinadas autonomías, que reivindique el Estado unitario y la igualdad de derechos y oportunidades de todos los españoles, la recuperación de competencias, en conclusión que fomente la Nación Española frente a los intereses fragmentarios, oligárquicos o localistas.

Ese es el verdadero reto de la España del siglo XXI

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