“Oscilo entre el optimismo y el pesimismo al pensar en España […] Hemos sido siempre así un pueblo áspero y difícil. Hay que poner el hombro y sacar a flote España, y dentro de ella, a nuestra Castilla. Siempre estoy pluma en ristre para la defensa de ambas”
(Sánchez-Albornoz, en su última carta, 30/09/1981)
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"Castilla hizo a España y España deshizo a Castilla"
(Claudio Sánchez Albornoz, político e historiador, en el parlamento español, 1931)
"Hay que conseguir que Santander y Rioja no se separen de Castilla y León. Todo esto se debe a intereses de personas y grupos... Ninguna región puede explotar a otra, y Castilla y León, ha sido siempre explotada. Es muy importante que Castilla y León obtenga autonomía de primera...No dejéis de luchar por ello".
(Claudio Sánchez Albornoz, político e historiador, cartas a los castellanos en la prensa ¿?, 6/11/1979)
"Castilla hizo a España y España deshizo a Castilla y sigue deshaciéndola…"
(Claudio Sánchez Albornoz, político e historiador, carta a los castellanos en la prensa ¿?, 1980. ¿Año 1931, en el Parlamento español?)
"Sigo con angustia las cosas de España. El problema vasco me parece el cáncer de nuestra patria. No sé cómo vamos a poder salir de él. Rusia se mueve detrás del golfo de Vizcaya, creando una nueva Cuba para amenazar a España, Francia, Inglaterra..., en definitiva a la Alianza Atlántica. Adoro a mí patria, y de ella, particularmente a Castilla y León. Hemos sido el sostén y a la vez la víctima de España".
(Claudio Sánchez Albornoz, político e historiador, cartas a los castellanos en la prensa ¿?, 18/03/1980)
"Recibo información de que los vascos no solo quieren absorber a Navarra, sino a la Rioja. Juntos navarros, aragoneses y riojanos organicen actos. Creo que los castellanos debemos ayudarles sin reserva. Los vascos van, si triunfan, a hundir a Castilla. Muy importante es obtener la autonomía castellana, pero más importante es que no surja una autonomía como la que proyectan los vascongados...[con Navarra y La Rioja] Si los castellanos cortásemos los cables que llevan a Vizcaya la electricidad de los saltos del Duero, se paralizarían las industrias vascas. Si llega el caso, habrá que poner aduanas en torno a ellos. Bueno, soy archiespañol. Comprendo que podamos vivir organizados en regiones, pero que ninguna pueda explotar a otra. Castilla ha sido siempre explotada. ¿Se merendarán los vascos a Navarra? Que Castilla y León procure ayudarles a los amigos navarros"
(Claudio Sánchez Albornoz, político e historiador, carta a los castellanos en la prensa ¿?, 18/03/1980)
"Los castellanos hicimos España y mantuvimos con nuestra sangre y con nuestros bienes las gestas gloriosas hispanas. He destacado que nuestra contribución al erario en el curso de las mismas igualó casi a las sumas de oro y de plata llegadas de América, y Castilla se empobreció y se agotó. Tenemos una larga cuenta contra algunos pueblos de España. La hora es crítica. He defendido la República Federal en mí 'Testamento histórico-político', pero ello implica igualdad de derechos entre todas las regiones. Ella debe ser nuestro norte en el mañana próximo. Mil veces he registrado la definición de Kant de que ‘La libertad de cada uno coexista con la libertad de los demás en un régimen común de libertad’. Debemos tomarla como base de la articulación estatal de la patria grande de España. Inscribamos esta idea de igualdad regional en nuestros corazones y defendamos tal principio con el coraje con que los castellanos hemos sabido pelear otrora. Cuidado, defendámosla inteligentemente. El toro embiste al trapo rojo, pero es a la postre estoqueado. Nosotros debemos imponernos al ímpetu primario y debemos batallar con las dos armas siempre eficaces del talento y el arrojo, más que gritos elogiosos a nuestros héroes. Sepamos pelear con la astucia y la decisión que las horas actuales requieren para interrumpir la curva descendente de Castilla. Y cuando escribo esto me refiero, claro está, a León, a Castilla la Vieja y a las Castillas sureñas, hermanas nuestras y con los mismos problemas históricos que nosotros".
(Claudio Sánchez Albornoz, historiador y político, 27/04/1980)
"Un memorable discurso de Ortega en una memorable madrugada echó por tierra el proyecto de república federal que patrocinaba la mayoría como fórmula constitucional en 1931. Ortega argüía: la federación puede y debe ser fórmula para unir lo que no está unido, no para articular lo que tiene ya siglos de unión."
(Claudio Sánchez Albornoz, Mi testamento histórico-político)
"Castilla nunca fue centralista ni se impuso a las demás regiones levantinas, sino por sus hazañas europeas y americanas y por la superioridad de sus pensadores, sus artistas... Castilla y León no constituyen una nación ni pueden aspirar a constituirla. Son el cogollo, la raíz, la levadura de la gran nación, hechura suya: España. Hablar de nacionalismo castellano me parece una blasfemia. Hermanos castellanos, olvidemos esta denominación y hablemos de autonomismo. Castilla-León tienen el derecho a vivir su propia vida política dentro de España. Hicimos a España y debemos pelear con uñas y dientes para mantenerla enhiesta. Pero tenemos derecho a no dejarnos explotar por otras regiones. En España no hay naciones, aunque algunos saquen el pecho fuera para gritar orgullosos que sus pagos constituyen una nacionalidad... No podemos consentir seguir siendo explotados en beneficio de las otras tierras de España. Que puedan hablar sus lenguas vernáculas. Enhorabuena: hablan la nuestra trescientos millones de hombres por obra de las gestas heroicas de los conquistadores de América para España. Mañana se hablarán en el mundo inglés, ruso y chino [...]
“¿Porqué van a gozar perdurablemente en Euskadi de la electricidad que producen los saltos del río padre de Castilla?”.
"Que Dios salve a nuestra Castilla y a nuestra España... A una España libre y democrática, y a una Castilla unida al hermano León y a cuantos quieran seguir sus mismas sendas. Para ello, los castellanos-leoneses tenemos el deber sagrado de superar ambiciones personales y de renunciar a capillas y a capillistas que han surgido entre nosotros".
(Claudio Sánchez Albornoz, 14/10/1980)
"Algo es sin embargo seguro: Castilla no forzó a ninguno de los pueblos peninsulares a renunciar a su personalidad histórica para hacer a España. Y enfrentando la afirmación de Ortega y Gasset: 'Castilla hizo a España y la deshizo', como ayer en las Cortes Constituyentes, me permito hoy aseverar: 'España deshizo a Castilla'.
Se ha acusado y sigue acusándose a Castilla desde Cataluña y Vasconia y hasta desde Galicia, de haber aplastado sus libertades antañonas, por obra de su centralismo político y de su espíritu imperialista dentro de la Península. ¡Castilla centralista! Peregrina tesis. Sabemos cuáles fueron las capitales de Cataluña, Aragón, Navarra y Portugal y que en esos reinos la vida giró en torno a la ciudad umbilical donde el gobierno residía. El de Castilla peregrinó sin reposo del Cantábrico hasta Andalucía; fue no menos trashumante que nuestros rebaños de merinas. ¿Dónde estuvo el centro y la capital de Castilla antes de que Felipe II estableciese en Madrid la corte de su compleja monarquía, extendida por tres continentes?
Ni Castilla impuso un centro político a España - fue Felipe II quien, obligado a luchar por líneas exteriores, fijó en Madrid la sede de su gobierno- ni los castellanos practicaron en la Península una política imperialista. Nadie discute hoy que la lengua de Castilla triunfó de las otras hablas peninsulares, no por imposición oficial alguna sino por el peso específico de los ingenios que en ella escribieron. Fue enorme el desnivel que apartó a los hombres de letras de la gran Castilla, que iba desde las playas cantábricas hasta el Peñón de Gibraltar, de los escritores de los otros pueblos españoles durante los siglos XVI y XVII, en que empezó a hacerse España.
Y sólo enardecidos por una sañuda emulación, hija de la hispana pasión y del hispano orgullo que torturan por igual a todos los peninsulares, pueden hablar de su sojuzgamiento por Castilla, catalanes, vascos y gallegos. Los vascos han llegado al siglo XX gozando de todos los privilegios de los castellanos y sin levantar ninguna de sus cargas. Los gallegos no tenían libertades que perder, porque desde siempre habían vivido sometidos al señorío de obispos, abades y nobles -nunca estuvo Galicia representada en las cortes castellanas porque sólo acudían a ellas los concejos urbanos libres y ninguno lo era allende el Cebrero- y han continuado hasta ayer dominados por sus nuevos señores, los caciques; por caciques de su tierra, no por caciques castellanos, importa recordarlo. Y si Cataluña perdió sus fueros, no fue por obra de Castilla sino del primer Borbón de España. Los castellanos fueron sujetados por la realeza antes que ningún otro pueblo hispano, sin que en el duro trance del alzamiento de las Comunidades recibieran socorro ni aliento de quienes después hubieron de seguir su misma suerte.
Y si todos nos abandonaron en aquella hora crítica, sobre Castilla gravitó en seguida la carga inmensa de la política imperial de España; de una política que los españoles habíamos heredado de la Corona Aragonesa y en especial de Cataluña. Los Austrias llegaron a reinar sobre España porque Fernando el Católico procuró vincularse con los enemigos de la tradicional enemiga de sus reinos patrimoniales, Francia. Castellanos y franceses habían sido en cambio aliados durante más de dos siglos y habían peleado juntos muchas veces. Carlos V y Felipe II fueron los legítimos continuadores de la política de los grandes reyes catalanes, Pedro III y sus hijos; no de los soberanos de Castilla. Y sin embargo a ésta tocó sacrificarse en empresas que le eran ajenas. España ha sido obra de todos los pueblos que de ella forman parte; pero el abandono en que todos dejaron a Castilla la hundió en el abismo. Por eso dije en 1931 y digo hoy que España deshizo a Castilla"
(Claudio Sánchez Albornoz, en 'España, un enigma histórico')