martes, 11 de febrero de 2014

¿Centro reformista o centrismo vacío?

 
VIENTO DE LA MANCHA

¿Centro reformista o centrismo vacío?
   
06/02/2014 .    

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, decía en Valladolid este fin de semana que "el PP es un partido de centroderecha en el que cabemos todos".

Hace dos años falleció el fundador de Alianza Popular, artífice de los cimientos del Partido Popular y creador del centro reformista o centroderecha español. Manuel Fraga no pudo protagonizar bajo su liderazgo político el triunfo del Partido Popular aunque fue coparticipe de las victorias como presidente de honor y gran triunfador en su región gallega.

Según contaba este fin de semana en Valladolid uno de los fundadores del Partido, Carlos Argos, Fraga encargó dos días antes de morir a Mariano Rajoy que preservara "la unidad del partido y la unidad de España". Argos animó a los dirigentes del PP a que sigan luchando "por los mismos ideales que luchamos nosotros" cuando fundamos Alianza Popular y cuando nació el PP de la alianza de todas las formaciones del centro derecha español. Señaló que el PP debe "preservar los valores" que siempre tuvo porque, si así lo hace, "tendremos asegurada la victoria del futuro, que es la única manera de que las cosas puedan seguir funcionando".

Fraga articuló el centro reformista, estableciendo la idea de España por encima de la dicotomía de izquierdas y derechas, formulando que "más allá del socialismo queda el verdadero desafío: la reforma social en profundidad, hecha por los que creen, a la vez, en la sociedad española y en la capacidad de su pueblo para reformarse, para ser mas auténticamente él mismo".

Las bases del centro reformista que puso Manuel Fraga fueron modeladas y desarrolladas por José María Aznar para crear un partido amplio y plural de centro-derecha con una síntesis liberal-conservadora como bandera. Aznar fomentó un concepto aglutinante y no sectario de las distintas sensibilidades de este ámbito político, basado en un concepto fuerte nacional español que se presenta como integrador, liberal y europeísta. El actual presidente de honor quiso consolidar un partido que integrara a todos aquellos que estuvieran a la derecha de la izquierda, sin necesidad de credenciales.

Mariano Rajoy ha sido parte, conjuntamente con ambos líderes del centro-derecha, de la evolución del Partido donde comenzó de la mano de Manuel Fraga y ha visto sobre el terreno las virtudes, defectos y fallos del sector político al que pertenece.

UCD una experiencia de la que aprender para no repetir su fracaso

Rajoy fue testigo también, de primera mano, del proyecto de UCD, que a pesar de su utilidad práctica para la transición democrática, sólo tomó de la formula de Fraga la palabra "Centro" sin dotar, en muchos casos, de contenido político a esta denominación más allá del simple oportunismo.

Una de las importantes diferencias entre el centrismo de UCD y el de Manuel Fraga fue, además de la formulación teórica del reformismo, la definición clara por parte de Fraga del adversario político, algo que Aznar llevó también a la práctica en relación a los "enemigos de la libertad", tal y como él los definía.

La UCD en cambio confundió en ocasiones al adversario político y arremetió duramente contra la derecha sociológica, que le votaba, creando en la misma un gran sentimiento de culpa y complejos que la han marcado estos últimos treinta años y que únicamente ha beneficiado a los partidos de izquierda y a los nacionalistas. Lo anterior no quiere decir que partes de la derecha postfranquista no fueran muy beligerantes contra la UCD, pero en vez de guardar distancias ante algunos exaltados cargó las culpas contra todo el espectro de la derecha en sentido amplio tratando de mimetizarse con los valores del progresismo de izquierdas, creando desconcierto y atomización en el propio centro-derecha perdiendo el vinculo social y marginando cualquier sentido de unidad.  De hecho la izquierda y los nacionalistas se desviven en elogios hacia ese centrismo difuso que en realidad se realizó el "harakiri" en beneficio de estos, que han monopolizado la política española durante décadas.

Cierto centrismo de UCD fomentó en su seno el espíritu del político profesional en estado puro, que cambia de rumbo infinidad de veces en función de las circunstancias que se consideren oportunas, con una percepción elemental de las cosas, reduciendo todo a la esfera de lo útil y del efecto inmediato sin pensar demasiado en el futuro y mostrándose en ocasiones miope ante los problemas suscitados por la política cultural, social y la hegemonía ideológica de la izquierda. El proyecto de UCD terminó autodestruyéndose por no saber a qué atenerse y por los incesantes tumbos que pretendían en ocasiones tratar de ganar al PSOE por la izquierda con propuestas absurdas e irrealizables.

El centro-derecha del Partido Popular

A pesar de lo anterior en el seno de UCD se formaron y desarrollaron grandísimos políticos que, conscientes de los fallos y virtudes del proyecto de Suárez, se fueron incorporando al nuevo partido liderado por José María Aznar donde el centro-derecha empezó nuevamente a levantar la cabeza.

"José María Aznar dio a la derecha política española sus primeras victorias electorales indiscutibles desde la Restauración. Su receta no fue especialmente original ni es ningún secreto: construir un gran Partido Popular en el que cupiesen todas las sensibilidades y todos los votos desde el centroizquierda hasta la derecha nacional democrática. La UCD, pese a su variedad, nunca entendió esto: que dejar un espacio social y político libre a su derecha podía ser cómodo para sus líderes, para ahorrarles acusaciones de derechismo, ultraderechismo, fascismo y canibalismo a cargo de la izquierda postestalinista, pero era una renuncia completa a la ´mayoría natural´ (y una sumisión moral al socialismo)".

El proyecto de un centro-derecha plural sigue sufriendo las arremetidas de algunas derechas más extremas, nostálgicas o marginales pues sólo ellas se consideran legitimadas para salvar España, y de los centristas más recalcitrantes que tratan de echar del partido a aquellos que consideran fuera de su línea "progre", tratando de enmarcar y calificar  peyorativamente como ultras o extremos  a aquellos que discrepan o que se salen de sus estrechos esquemas políticos oportunistas, rechazando el debate en el seno del partido al que consideran una entidad monolítica, arrogándose sólo ellos la representación del PP, perdiendo en cambio los papeles ante el dialogo con los adversarios políticos de la derecha considerando el pacto con la izquierda como el culmen de su estrategia política aun a costa de la rendición y cesión ante los valores de estos.

Últimamente estamos viendo síntomas preocupantes de ese centrismo miope que al final quita libertad y chance democrático a los ciudadanos. Mientras algunos se van, parece que otros empujan y dan patadas en vez de tender puentes. En un partido como el PP la integración siempre ha sido clave. Para mantener la unidad es muy necesaria la responsabilidad y el compromiso con las bases electorales del centro-derecha.

Mariano Rajoy sabe cómo le ha ido bien al centro-derecha y cuando, en cambio, ha sido solo una comparsa de la que finalmente no quedan ni los cimientos. Para llegar a acuerdos de estabilidad con el adversario político solo desde una identidad política nítida ganaría la ciudadanía ante el consenso, de otra manera no hablamos de hacer política sino de oportunismo.

Un centro-derecha plural, centrado en los ciudadanos españoles, con principios claros, es la única vía que tiene el PP para hacer realmente la política reformista que nuestra nación necesita al margen de chiringuitos socialistas, creo que esa es la opción inteligente que debe tomar el PP de Rajoy ante algunos cantos de sirena.

El reformismo de Fraga, su desarrollo por Aznar y su continuidad por Rajoy consolidarían políticamente al PP si se hace sin complejos.

www.twitter.com/rchamode

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