Reflexión electoral

La izquierda no ha hecho más que movilizar a sus votantes en estas elecciones para que estén activos en distintas fuerzas políticas (PSOE, IU, EQUO, Podemos…). Ya habrá tiempo o no de recuperarlos, dirá alguna formación, lo importante es que la izquierda como movimiento este militando, este movilizada, por eso el PSOE no ha boicoteado a otras fuerzas de izquierda en medios de comunicación. “Es mejor no poner todos los huevos en la misma cesta”, dice el refrán  castellano, mejor que estén militando a que estén inactivos.

La derecha, y más bien el partido mayoritario PP, al contrario que el PSOE, ha impedido el crecimiento de fuerzas políticas constitucionalistas que crean en la Unidad de España (VOX, Ciudadanos, UPyD), boicoteándoles en los medios, al igual que ya hizo con los movimientos sociales que surgieron frente a Zapatero de victimas de terrorismo y pro-familia. Ha tratado que no crezca un tejido político o social paralelo por miedo a perder poder de decisión. Ese bloque podría ser trinchera a lo que se avecina en España, o por lo menos ser una fuente de ideas, militancia y movimiento.  El PP ha querido poner todos los huevos en el mismo cesto, causando en las bases sociales de centro derecha la desmovilización y la frustración. Se ha mostrado como un partido con poco sentimiento y muchos datos macroeconómicos. Se ha visto incapaz de defender una alternativa a la izquierda o de mostrar que precisamente el pensamiento de izquierdas es el causante de la situación de la España que se encontró en 2011, de hecho en muchos aspectos ha seguido la deriva de ZP sin reformar nada ideológicamente hablando.

La actitud del PP es irresponsable desde un punto de vista patriótico, ha puesto en una muy difícil situación a España, asumiendo la arriesgada posición de querer situarse como el único baluarte frente a la izquierda, lo cual supone que si el PP es tocado de manera importante por casos de corrupción que hoy están en ciernes, o algún escándalo relevante, dejara a millones de españoles huérfanos y desolados políticamente hablando, con una presión izquierdista de agitación insoportable para la España constitucional, y sin ningún refugio alternativo social o político consolidado.