lunes, 10 de noviembre de 2014

Crisis de patriotismo, crisis de España

 
Crisis de patriotismo, crisis de España
   
03/10/2014 .    

En septiembre de 2013 escribí en este diario que cualquier defensa de España debía ser a través de tres conceptos: Fomentar el concepto de patria común española que nombra nuestra Constitución como fundamento previo a nuestro ordenamiento, el concepto de Soberanía nacional que también define nuestra Constitución y un reformismo de calado, sin complejos, ante una administración anquilosada.

De los tres conceptos anteriores hay uno que es despreciado de manera preeminente y es el concepto de patria común.

Un artículo muy relevante

Como dice el profesor Tomás Pérez Viejo, en un reciente artículo publicado en El País:

"El fracaso del Estado-nación español, suponiendo que finalmente se convierta en un proyecto abortado, no tiene que ver con la organización del Estado (centralista, federal, confederal, de las autonomías, monarquía, república, etcétera), sino con la incapacidad para conseguir que sus ciudadanos se sientan parte de una misma comunidad nacional".

El profesor continua diciendo que "…el régimen político nacido de la Constitución de 1978 abandonó casi por completo cualquier proyecto de construcción nacional e hizo suyo el relato de una nación española a la defensiva, laminada entre proyectos de tipo centrífugo y un horizonte europeo que se ofrecía como solución pero no como proyecto nacional propio".

El articulo acaba concluyendo que: "El fracaso del Estado-nación español, en resumen, no tiene que ver con la organización del Estado sino con la construcción de la nación, y no se resuelve con ingeniería constitucional sino con políticas de construcción de identidad compartida, sean éstas del tipo que sean".

La Confusión de Estado y Nación

La tónica general de la transición, que surgió en 1978, fue darle una importancia mayúscula al Estado y poder encajar en el mismo cualquier tipo de concepto en base al llamado consenso al que se quería llegar a toda costa.

Los 40 años de franquismo se mostraron en la transición como una losa para defender un concepto histórico de nación española, cualquier símbolo de identidad de la histórica nación española era tachado de franquismo.

Algunas gentes provenientes del régimen franquista, y sus propios hijos, consideraron que la manera más práctica de perpetuarse en el poder era darle una importancia exclusiva al Estado. Un Estado flexible y neutro en el que cupiera todo, España ya no sería una patria, una comunidad histórica y humana con identidad propia que se hacía nación política y desarrollaba un Estado para su gestión, España sería solo un Estado desprovisto de cualquier concepto de identidad. De tal manera España (El Estado) sería lo que los ciudadanos quisieran que fuera en cada momento. Una manera práctica, para algunos, de continuar con sus negocios, mantener lo puramente tecnocrático y Estatal del franquismo, despreciando los conceptos comunitarios o históricos para no tener problemas políticos a corto plazo. Un concepto que conecta perfectamente con el relativismo de la izquierda en sus distintas variantes.

La patria común e indivisible

No obstante, gracias al empeño de varios juristas, el más importante Gabriel Cisneros de UCD, se consiguió imponer en 1978 un hecho fundamental que declara nuestra Constitución en su artículo 2 y es que nuestra "Constitución se FUNDAMENTA en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles".

Casualmente el héroe de la izquierda aberzale, Arnaldo Otegi, miembro de ETA, fue encausado por el intento de secuestro de Cisneros en 1979, del que Don Gabriel escapó milagrosamente a pesar de recibir un impacto de bala, resultando herido de gravedad en el estómago y en la pierna izquierda.

Santiago Abascal, contaba en un artículo en La Razón, ese empeño de Gabriel Cisneros en la redacción del artículo 2 de la Constitución Española de la siguiente manera:

"Hace pocos meses me contó lo que tuvo que pelear para que el actual artículo 2 de nuestra Constitución incluyera el «se» –la redacción inicial no lo hacía – para finalmente proclamar que «la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española», y no al revés. La diferencia era esencial. Mientras que en el borrador primero la Constitución fundamentaba la unidad, en la propuesta de Gabi –la que venció – la Constitución se fundaba sobre la unidad previa de España. Y es que antes que un gran constitucionalista, como le reconocen ahora sus adversarios y enemigos, fue un gran patriota español".

Relativizar España

A pesar de lo anterior, la relativización del concepto de España quedó en el ambiente y prácticamente sin defensa, mientras, a la vez, se desarrollaron las identidades más disparatadas en todos los territorios, ámbitos y aspectos.

Hoy tenemos actos de rebeldía contra el Estado y un desprecio profundo al concepto de España como patria, en todo el territorio nacional.

Hoy algunos vuelven a ver peligrar, por la crisis, sus negocios que se anclaron en el franquismo, y vuelven a querer adaptar la realidad a su situación con una reforma de la Constitución que establezca singularidades, desigualdad y menos España, cargándose incluso el artículo 2. Pero eso ya no da más de sí.

En mi artículo "Defender España desde el centro-derecha" hablaba de la defensa del concepto de patria que define nuestra Constitución. El patriotismo español, como patriotismo constitucional, dentro de los cauces constitucionales: no un patriotismo de la Constitución, sino en la Constitución.

-La patria común es España: "La Nación española es la patria común e indivisible de todos los españoles" (Artículo 2 de la Constitución Española).

La Constitución se fundamenta en ella, es decir la nación es previa y tiene una identidad histórica, comunitaria, humana y cultural indisoluble donde la diversidad regional forma parte de su riqueza. España es ante todo y sobre todo una realidad que se ha proyectado en la Historia. El Estado debe fomentar los lazos de unión, las identidades regionales jamás han estado enfrentadas a la identidad de España hasta que una ideología nacionalista y separadora ha pretendido imponer una historia inventada desde finales del siglo XIX. Las Comunidades Autónomas son entes administrativos, que forman parte del Estado, y que existen para garantizar derechos ciudadanos, en ningún caso deben ser utilizadas para crear organismos basados en ideologías que atenten al bien común.

La política con mayúsculas es estar por encima de intereses oscuros a los que les interesa tirar por la borda a la nación más antigua de Europa.

El patriotismo y fortalecer las identidades compartidas, que siempre han sido el ser de España, serán mucho más importantes en el devenir de nuestra nación que grises encajes legales de burócratas, políticos profesionales, negociantes o técnicos.

Retomemos el rumbo, nos jugamos la nación española.

www.twitter.com/rchamode 

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