miércoles, 4 de marzo de 2015

Ser de derechas no es pecado


 

Defender ideas forma parte de la esencia del sistema democrático. La ausencia de ideas, la ausencia de política, el empeño por anular la diversidad ideológica de nuestra sociedad, la teatralización de mensajes electoralistas para luego incumplirlos, la ausencia de verdad, forma parte de ideas más bien totalitarias. La ausencia de pugna política puede dar estabilidad pero reduce la riqueza ideológica en la proposición de cambios.

En España tuvimos 40 años de estabilidad autoritaria y de manera posterior casi cuarenta de lo que algunos se empeñan en llamar consenso democrático cuando debería ser simplemente democracia.

Aquellos que tienen un concepto tecnocrático del sistema, un concepto materialista de la vida y un concepto cuasi-místico del consenso, consideran que las ideas políticas son un estorbo sean de izquierda o de derecha. Ese sentimiento es similar en un gerifalte del Partido Comunista Chino o en un bróker sentado en una oficina de Rating de Nueva York, a ambos les importa sobremanera la estabilidad porque están en juego sus cuentas y el propio sistema, la libertad para ambos es una simple palabra vacía de contenido que es necesario limitar en beneficio de la estabilidad.

La libertad por encima del consenso

Santiago Abascal, presidente de VOX, escribía en el Confidencial (http://blogs.elconfidencial.com/espana/tribuna/2014-12-04/no-necesitamos-mas-consenso-solo-libertad_551388/) lo siguiente:

"No necesitamos más consenso. Ni del político ni del económico. Ya sabemos que son siempre los mismos los que consensúan, de espaldas a los españoles, y que llaman estabilidad política a la defensa de sus privilegios. No queremos que sigan decidiendo entre unos pocos el futuro de muchos. Somos ya mayores para regir nuestro futuro, y para entender que la partitocracia ya es cosa del pasado. No es consenso lo que necesitamos, sino más libertad para elegir verdaderos representantes, más libertad para nuestras familias, más libertad para poder gestionar nuestros recursos".

Ideas frente a Pablo Iglesias

Juan Manuel de Prada definía perfectamente en un artículo de ABC, ¿Quién teme a Pablo Iglesias?, http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20140705&idn=1612929347032:

"Pablo Iglesias provoca miedo porque tiene un «relato», una visión del mundo; en definitiva, porque cree en unos principios (naturalmente erróneos) que desarrolla de forma congruente y aplica con irreprochable lógica a las diversas cuestiones políticas. Por eso tanto la «casta» política como sus «mayordomos» (permítasenos el empleo jocoso de la jerga pauloeclesiástica) están alborotados: porque, para ellos, los principios son tan sólo un pin que se ponen en la solapa, para provocar la adhesión refleja de su clientela, mientras que Pablo Iglesias cree a machamartillo en sus principios y está dispuesto a aplicarlos. Quienes se mueven por intereses siempre han sentido pánico ante quienes se mueven por principios, sin importarles que tales principios sean acertados o erróneos".

Ser de derechas no es extremismo

Frente a las ideas de Pablo Iglesias en necesario anteponer otras, otro relato. Por eso yo afirmo y afirmé en un artículo en este digital que es ser de derechas(http://www.eldigitalcastillalamancha.es/articulo_opinion.asp?idarticulo=172539&idfirma=&lugar=&ant=).

Sacudir el espantajo del miedo frente a Podemos, de la estabilidad, de los mensajes extremistas, no lograra vencer sus ideas.

Defender ideas de manera clara, aferrarse de manera radical a determinados principios es la única manera de vencer el populismo en auge en los países del Sur de Europa.

El radicalismo es la antítesis del extremismo.

El radicalismo es silencioso, vivido, de largo alcance, operativo; el extremismo es ruidoso, escenificado, miope, inútil.

No centrado en los gestos sino en las acciones, el radicalismo es, etimológicamente, la capacidad de ir a la raíz. A la raíz de uno mismo y adoptar un pensamiento que pretenda estar siempre arraigado a la realidad social de España.

Quien se aventura en el reino de la nada debe tener una identidad fuerte para no asumir él mismo las apariencias del contrincante.

Ir a la raíz de los problemas, comprender los acontecimientos en profundidad, sabiendo ponerlos en perspectiva.

España necesita ideas no estadísticas ni tanta tontería.

www.twitter.com/rchamode 

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