lunes, 14 de octubre de 2013
Limitar la solidaridad territorial, una aberración inconstitucional
VIENTO DE LA MANCHA RICARDO CHAMORRO
VIENTO DE LA MANCHA
Limitar la solidaridad territorial, una aberración inconstitucional
10/10/2013 .
El artículo 138 de la Constitución Española, aprobada por todos los españoles en 1978, dice:
1. El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad, consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo, entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular.
2. Las diferencias entre los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales.
Este principio constitucional es el fundamento de la solidaridad interterritorial que enuncia el artículo 2 de la Constitución y es absolutamente necesario para garantizar la igualdad de todos los españoles y la propia nación política de ciudadanos libres.
Los territorios no tributan, son los ciudadanos quienes lo hacen, las Comunidades Autónomas son entes de la Administración Territorial del Estado, sirven para garantizar derechos y libertades, son medios de nuestro Sistema Constitucional, no fines en sí mismo.
PSC, Felipe González y Cebrián
Pascual Maragall quiso quebrar este principio de solidaridad enunciando el federalismo asimétrico, es decir consolidar la desigualdad entre territorios constitucionalmente, rompiendo la nación de ciudadanos, cambiándola por una especie de confederación que privilegiara su territorio.
Felipe González asumió ese concepto en 1999 cuando afirmó que el federalismo ha de ser asimétrico, "porque si fuera simétrico sería homogeneizador y excluyente de la diversidad", después de estas palabras se fue a cenar a casa del catalán Duran Farell, que fue uno de los empresarios más influyentes durante el franquismo y en la transición, creador de Gas Natural e impulsor de los pactos de González con Pujol. Carmen Chacón es otra defensora del federalismo asimétrico, mezclando identidad con dinero. Pere Navarro decía en diciembre del año pasado "Debemos crear un unión libre en la diversidad"; "Para mí solo hay una vía: el federalismo asimétrico, que la Generalitat tenga una relación específica, bilateral y preferente, con la Administración del Estado, y esto debe hacerse cuando se reordene el Estado Autonómico".
Juan Luis Cebrián, presidente del Grupo Prisa, es otro convencido partidario de la consolidación constitucional de la asimetría entre territorios. Incluso trató, en su último discurso en el círculo ecuestre de Barcelona, despectivamente a los socialistas jacobinos que creen en la igualdad entre los españoles tachándoles de marxistas.
El PSOE de Castilla La Mancha
En las fechas en las que se expresaba Pere Navarro de finales del 2012, José Bono, ex presidente de Castilla La Mancha, decía que "el federalismo asimétrico es como un cura que no cree en Dios", también es cierto que en otras ocasiones ha dicho que "el café para todos fue un error que se debe corregir" delante de sus amigos Anasagasti (PNV) o Duran i Lleida (CIU), que abogan por la asimetría territorial del Estado. También el ex presidente de Castilla La Mancha, José María Barreda, dijo paralelamente en esas mismas fechas que habría que avanzar "hacia un federalismo sin adjetivos que, entre otras cosas, aborde la cuestión de los privilegios de los conciertos vascos". Emiliano García-Page decía en una entrevista el fin de semana pasado en ABC que "si se predica la cohesión y la igualdad entre los pueblos y los ciudadanos no se puede predicar el agravio o privilegio entre los territorios".
El PP catalán, PP nacional, distintos pareceres poco compatibles
Muchos nos hemos sorprendido ante las declaraciones de Alicia Sánchez-Camacho diciendo "Cataluña es el motor económico de España, hay que limitar su solidaridad", algo fuera de la línea nacional de un Partido Popular que llegó a formular el patriotismo constitucional.
Esto no es nuevo, es cierto que en el programa del PP catalán se hablaba de un sistema de financiación singular para Cataluña, pero creo que no se fue del todo consciente de lo que la introducción de este aspecto podría perjudicar a la doctrina popular que es constitucionalista y defensora de la nación española.
En 2011 Jorge Fernández Díaz, actual ministro de interior, ya abogaba por limitar la solidaridad interterritorial y advertía de que "la solidaridad se ha de mantener, ha de tener un límite en el tiempo y en la cuantía, porque pone en peligro la competitividad de Cataluña". El ministro del Interior y vocal del Comité Ejecutivo Nacional del PP, en declaraciones recientes, decía estar a favor de limitar la solidaridad y aplicar la ordinalidad, un orden en función de lo que paga un territorio, eso es tanto como decir, por poner un ejemplo, que un millonario que paga más impuestos que el resto debería tener una mejor asistencia sanitaria y alojarlo en una suite diferenciada del hospital general en orden a lo que paga.
Mimetizarse con el lenguaje victimista de los nacionalistas es la mayor trampa que se puede cometer en la política catalana, sólo hay que ver la caída de los resultados electorales del PSC desde que formuló su federalismo asimétrico. España no es un pastel que se pueda repartir de manera caprichosa como hizo Zapatero con el "Estatut", "de esos polvos estos lodos".
Los anteriores mensajes que pretenden limitar la solidaridad chocan con lo expresado en muchas ocasiones por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que contundentemente ha dicho "(El PP) se considera en su obligación de garantizar la Constitución española que aprobamos los españoles y que ha dado la mejor época de bienestar. Somos defensores a ultranza de la constitución del Estado de las autonomías y de los principios de solidaridad e indisoluble unidad de la nación española".
La defensa de la limitación de la solidaridad entre territorios es algo aberrante para cualquier demócrata que crea en la Constitución y en la nación española. La solidaridad no está reñida con la exigencia de controles al Estado para supervisar como se gastan los fondos públicos de todos los españoles por las Comunidades Autónomas, pero de ahí a asumir el mensaje de que "España nos roba" hay una línea que no se puede pasar.
Cuando en la España del siglo XXI queremos avanzar hacia la integración europea, cuando pedimos una unión fiscal, cuando exigimos que Alemania flexibilice sus exigencias en pro de una Europa más solidaria con el sur, no tiene ningún sentido ahondar en las diferencias territoriales internas y quebrar la nación española asumiendo conceptos de un separatismo retrogrado.
Cualquier reforma constitucional solo tendría sentido para reforzar la Nación española de ciudadanos libres e iguales y la solidaridad entre territorios, nunca para debilitarla.
www.twitter.com/rchamode
Ricardo Chamorro Delmo
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