viernes, 15 de noviembre de 2013
Gabriel Cisneros frente a UPyD y Ciutadans
Gabriel Cisneros frente a UPyD y Ciutadans
07/11/2013 .
Las últimas encuestas dan una fuerte intención de votos a nuevas formaciones como UPyD de Rosa Díez y Ciutadans de Albert Rivera.
En el ámbito electoral del centro-derecha muchas personas ven con ilusión estas formaciones pues hacen una defensa nítida de la unidad de la nación frente al separatismo, pero no sólo defienden eso.
La ideología que pregonan estos partidos difiere de un pensamiento liberal-conservador o de centro-derecha. Yo lo calificaría de izquierda progresista liberal o jacobina.
Ambas formaciones luchan contra cualquier concepto de identidad y defienden únicamente el carácter de ciudadanía neutro, la nación política desde un punto de vista puramente de derecho positivo. Para ambas formaciones la nación tendría solamente naturaleza contractual y estaría fundada en documentos legales. Es decir la nación la crea la Constitución y no al revés.
Por otra parte ambas formaciones hacen gala de un laicismo radical que contradice el carácter moderado que nuestra Constitución expresa al definir el Estado aconfesional. Ambos defienden radicalmente la ideología de género, toda forma de anticoncepción y se declaran progresistas.
En su ideario político hacen suyas las conclusiones del filosofo de izquierdas Fernando Savater, que dice: "La idea de España me la sopla, en todo caso me interesa el Estado"... "me interesan los ciudadanos, pero la idea de España es una cosa que no me produce ni frío ni calor, es una entidad metafísica que no me interesa en absoluto… La única patria decente que hay es la infancia, eso sí".
"El único requisito que se impone en democracia a las diversas identidades que se dan en ella es que no interfieran radicalmente con las normas que permiten estar juntos o imposibiliten su funcionamiento igualitario".
El pensamiento anterior es de izquierdas, coincide en gran parte con el que pregona Zapatero de que "la nación es discutida y discutible", y posibilitaría negociar con los nacionalistas moderados, por ejemplo, un Estado neutro confederal asimétrico que se podría llamar español o Confederación de Estados Ibéricos, con un único punto en común: la carta de ciudadanía neutra. Este pensamiento consideraría que España, en el fondo, es un mito.
Otro filosofo de una izquierda distinta a la anterior como Gustavo Bueno afirmaba: "Creo que la unidad administrativa de España no corre peligro; es la identidad española como país la que está en tela de juicio".
Defender nítidamente nuestra Constitución contradice ese pensamiento
El pasado martes Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, decía de manera contundente: "Los artículos 1 y 2 de la Constitución, España y la soberanía nacional no son negociables".
En un artículo mío anterior, "Defender España desde el centro-derecha", dije que las tres ideas fuertes de un centro-derecha español del siglo XXI serían la defensa de la Soberanía Nacional (Articulo 1 de la Constitución española); Defensa de la Patria Común, de la realidad histórica y comunitaria de España (Articulo 2 de la Constitución española); El Reformismo del Estado para que seamos una nación competitiva en un mundo global.
Muchos políticos quieren ignorar un hecho fundamental que declara nuestra Constitución en su artículo 2 y es que nuestra "Constitución se FUNDAMENTA en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles".
Este fue un empeño de varios juristas de la transición, pero sobre todo de uno de los padres de nuestra Constitución, Gabriel Cisneros, miembro en sus tiempos de UCD y posteriormente alto cargo del PP.
Casualmente el héroe de la izquierda aberzale, Arnaldo Otegi, miembro de ETA, fue encausado por el intento de secuestro de Cisneros en 1979, del que Don Gabriel escapó milagrosamente a pesar de recibir un impacto de bala, resultando herido de gravedad en el estómago y en la pierna izquierda.
Santiago Abascal, contaba en un artículo en La Razón, ese empeño de Gabriel Cisneros en la redacción del artículo 2 de la Constitución Española de la siguiente manera:
"Hace pocos meses me contó lo que tuvo que pelear para que el actual artículo 2 de nuestra Constitución incluyera el «se» –la redacción inicial no lo hacía – para finalmente proclamar que «la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española», y no al revés. La diferencia era esencial. Mientras que en el borrador primero la Constitución fundamentaba la unidad, en la propuesta de Gabi –la que venció – la Constitución se fundaba sobre la unidad previa de España. Y es que antes que un gran constitucionalista, como le reconocen ahora sus adversarios y enemigos, fue un gran patriota español."
Mariano Rajoy, como homenaje a su labor como Padre de la Constitución dijo "La Constitución sigue ahí, Gabriel Cisneros, por tanto, sigue con nosotros".
España es previa a la Constitución
Esta declaración de nuestro artículo 2 viene a afirmar que la nación española es patria común de todos los españoles, su existencia es previa como comunidad humana e histórica unida porque fundamenta nuestro texto legal. Es la nación histórica española, la patria común preexistente, la que decide hacerse nación política y por lo tanto fundamentar nuestra Constitución.
El no reconocer la identidad histórica de España, la patria común española que fue la de Quevedo, de Ignacio de Loyola, de Balmes, de los héroes del 2 de mayo, de Cervantes o de los defensores de Gerona, dejaría nuestra Constitución sin fundamento.
Asumir la identidad de España no es incompatible con afirmar la nación de ciudadanos libres y la igualdad entre los españoles que afirma nuestra Constitución en su artículo 14, este texto asume la nación de ciudadanos españoles libres e iguales por encima de territorios; la existencia de diversas identidades regionales tampoco es algo incompatible con la patria común española sino fuente de su riqueza, siempre que no sean identidades con ideas falsas que nieguen la existencia de España como hace el PNV, CIU, Bildu o ERC; tampoco la diversidad de España será incompatible con la solidaridad territorial ni con un sistema fiscal justo para toda la nación sin diferencias ni privilegios como dice el artículo 138 de nuestra Constitución.
Los denominados partidos nacionalistas defienden una interpretación de la identidad delirante pues interpretan esa identidad políticamente en sentido separatista, arrojadizo frente a los otros, basándose en mentiras y falseamientos históricos que pretenden dotar a sus regiones de personalidad nacional enfrentada a la unidad de España. Por eso en muchos casos son violentos, excluyentes, totalitarios y hasta terroristas, porque pretenden imponer una ideología que retuerce la verdad en beneficio de sus intereses políticos.
Defender España no es defender, como dice Fernando Savater y sus nuevas variantes progres, una idea "para fanáticos y semicuras", sino defender pura y simplemente el fundamento de nuestra Constitución.
No obstante desde el centro-derecha, como síntesis de lo mejor del pensamiento conservador y liberal, y alejándonos del pragmatismo progre de Savater y compañía, se deben respetar también los mensajes de personajes fundamentales de la historia universal como Juan Pablo II, que expresaba en su libro "Memoria e Identidad" un elogio al patriotismo:
"En efecto, el nacionalismo se caracteriza por que reconoce y pretende únicamente el bien de su propia nación, sin contar con los derechos de los demás. Por el contrario, el patriotismo, en cuanto amor a la patria, reconoce a todas las demás naciones los mismo derechos que reclama para la propia y, por tanto, es un amor social ordenado".
Al fin y al cabo tanto el nacionalismo excluyente expresado como el individualismo de una colectividad, como el globalismo internacionalista radical, son hijos de la peor modernidad que tuvo sus peores consecuencias en el siglo XX.
Defender la patria española es obligado para defender nuestra Constitución
Por todo lo anterior las siguientes frases de máximos dirigentes del PP van más acordes con el espíritu de nuestra Constitución que las elucubraciones de Savater y sus seguidores:
"España busca una senda de unidad que la haga fuerte frente a las adversidades", "Ninguna identidad pierde fuerza por formar parte de una corriente común", tenemos una "fe indeclinable en el porvenir de la nación", Mariano Rajoy.
"…el corazón de España tiene una parte catalana única y especial, que es un referente. Eso es parte de la propia esencia de ser y sentirse español", María Dolores de Cospedal.
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Ricardo Chamorro Delmo
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