lunes, 11 de mayo de 2015

¿Consenso o ambigüedad en la política española?

 
Sinceramente creo que la ambigüedad, el relativismo, la indefinición, los engaños a los votantes, y las ambigüedades en política, son las que nos han traído al momento que vivimos.

En política siempre me ha gustado confrontación dialéctica desde la discrepancia ideológica, desde la izquierda a la derecha.

Normalmente los indefinidos o son nostálgicos de épocas totalitarias donde la máxima era "no somos ni de izquierdas ni de derechas" que utilizaron este argumento para ir de "progres" en la transición, relativistas empedernidos que creen que España es discutida o discutible, o son representantes de poderes económicos que sólo creen en el dinero y quieren hacer negocio con unos y con otros.

Por todo ello, respeto profundamente a las personas con convicciones políticas profundas de uno u otro signo, y no me convencen los ambiguos, trepas e indefinidos, pues esa relativización produce el incumplimiento de los programas y el desprecio a los ciudadanos a los que teóricamente han de servir.

Esa indefinición y falta de claridad ha producido la crisis del sistema político español, pues no es más que el desprecio a la democracia representativa y el asentamiento de poderes al margen de los poderes públicos, controlándolos de manera poco trasparente.

Los sociólogos sentados en fríos despachos, alejados de los ciudadanos, que aconsejan el incumplimiento de programas, o diseñan productos de marketing político con parches de un lado o de otro de la política, únicamente para mantenerse o conquistar el poder al margen de la claridad, son los culpables de la desafección política que padecemos.

Benedicto XVI afirmó en su discurso en el Parlamento Británico, hace unos años: "si los principios éticos que sostienen el proceso democrático no se rigen por nada más sólido que el mero consenso social, entonces este proceso se presenta evidentemente frágil. Aquí reside el verdadero desafío de la democracia."

España necesita una regeneración política desde la claridad, desde la verdad, no el consenso apelando al relativismo como hemos vivido las últimas décadas, pues eso es más de lo mismo.

Consenso sí, pero desde la claridad y no desde la indefinición o la hipocresía, no desde el enredo o desde los pactos al margen de los españoles. La claridad política, la verdadera democracia, es el autentico reto para la regeneración de España.

www.twitter.com/rchamode

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