lunes, 11 de mayo de 2015
¿España hacia la izquierda?
Lo que ha ocurrido con Rato viene a ratificar lo que ya escribí hace años en este diario en el artículo "¿Principios del PP o Principios de Cebrián? La trampa progre" (2013).
La falta de convicciones en la defensa de los que fueron los principios del PP, unido a la corrupción y a una interpretación relativista de la política, han vaciado de contenido las siglas que antaño fueron el refugio de un sector político, más concretamente el del centro derecha social español.
Las pugnas de poder, los enredos con una oligarquía económica muy responsable de la situación que vive España, la relativización de principios por un sentido posibilista de la gestión, la falta de liderazgo, han dejado al PP en una situación caótica y con las encuestas enterrándole.
La trampa progre ha dado su resultado, hoy todas las opciones del marco político español tienden a la izquierda, exceptuando VOX. Desde el centro progresista, social liberal, hasta la izquierda sin complejos. Las directrices de Juan Luis Cebrián, laicismo y modernidad, han sido adoptadas por la mayoría de las formaciones, incluida el PP.
Así decía en mi artículo:
Hace tiempo Juan Luis Cebrián, el mayor enemigo político del PP, declaró que "si hubiera una derecha moderna y laica, la apoyaríamos, es lo que nos falta".
Juan Luis Cebríán empezó su carrera periodística en la prensa del movimiento del régimen franquista, siendo el último jefe de los servicios informativos de RTVE nombrado por el último gobierno de la dictadura. Es presidente ejecutivo del Grupo Prisa.
Cebrián ha tenido una gran influencia, sino el que más, en estas décadas de transición y democracia. Enemigo declarado de Aznar y el Partido Popular, ha trabajado incansablemente por hundir el legado del ex presidente. Sus alianzas con importantes poderes económicos y mediáticos le hacen ser un peligroso enemigo.
Uno de sus más influyentes artículos fue "El discurso del método" donde hizo una crítica feroz en 2001 hacia el frente constitucionalista que encarnaron Mayor Oreja y Nicolás Redondo Terreros, donde el PP vasco, dirigido por Mayor Oreja, consiguió su mejor resultado electoral en País Vasco. Cebrián defiende la alianza con el PNV y tachaba de nacionalismo español la estrategia de Aznar. Su editorial en El País fulmino a Nicolás Redondo Terreros en el PSE y dio paso a López y Eguiguren, lo que no pensábamos algunos es que las directrices de Cebrián también serían determinantes en parte del PP vasco".
"La trampa progre estaría asegurada: deshacer, debilitar y crispar al PP internamente para hacerlo morir posteriormente por la crítica de la izquierda o mantenerlo bajo la amenaza permanente por estar a merced del progresismo económico. Algo similar a lo que ha sido el PSOE bajo la sombra de Prisa".
El derrumbe del aznarismo
Hoy con la gran mayoría de los ex ministros de Aznar con procedimientos abiertos con la justicia, llegamos a la máxima que afirmaba el influyente periodista Federico Quevedo en el 2013: "…la transición en el PP no ha terminado, y que sólo podrá acabar con todo ese clima de corrupción que afecta a su partido dando un carpetazo público a una etapa, los años en que gobernó el PP desde 1989 hasta 2008, aunque eso signifique escribir el obituario político de José María Aznar y de los que entonces le acompañaron".
A pesar de sus posibles fallos, José María Aznar dio a la derecha política española sus primeras victorias electorales indiscutibles desde la Restauración. Su receta no fue especialmente original ni es ningún secreto: construir un gran Partido Popular en el que cupiesen todas las sensibilidades y todos los votos desde el centroizquierda hasta la derecha nacional democrática. La UCD, pese a su variedad, nunca entendió esto: que dejar un espacio social y político libre a su derecha podía ser cómodo para sus líderes, para ahorrarles acusaciones de derechismo, ultraderechismo, fascismo y canibalismo a cargo de la izquierda postestalinista, pero era una renuncia completa a la mayoría natural (y una sumisión moral al socialismo).
Al PP de Aznar ya le escribieron su epitafio el 11 de marzo de hace una década, el problema es que, como ahora vemos, su partido lo asumió a partir de 2008.
Al PP actual le han reservado un puesto sumiso y consensuado, acatando la moralidad socialista o progresista. El PP ya no es el arma política, ni la esperanza política frente al desaguisado del PSOE durante 23 años, el PP, tristemente es más de los mismo. Las alternativas políticas de marketing, aupadas por los medios de comunicación propiedad de los de siempre, van en la línea del progresismo, los dogmas de la izquierda y la relativización de todo, precisamente en la línea política que nos ha traído a esta situación.
Algunos no nos resignamos, no tenemos miedo y seguiremos defendiendo lo que siempre hemos defendido. España se merece una alternativa, aunque sea a contracorriente.
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