miércoles, 23 de enero de 2013

Castilla la Mancha y España. De la desolación a la esperanza

 
EL SEMANAL DIGITAL

29 de junio de 2011  

EN TIERRA DE CABALLEROS

Castilla la Mancha y España. De la desolación a la esperanza



En Castilla la mancha tenemos nuevo gobierno regional.

Toda la población de nuestra región tiene ahora centradas sus esperanzas en que Castilla la Mancha salga del bache.

Los indicadores oficiales señalan que Castilla la Mancha tiene el mayor nivel de déficit (6,47% del PIB), de paro (9% frente al 4,5% nacional), de inflación (4,3 %), de deuda (casi 7.000 millones, el 19,2% del PIB) y de pobreza (recesión del 0,9% en 2010 y penúltima región en PIB per cápita).

El gastar más de lo que se ingresa o realizar proyectos desmedidos en base a la financiación de empresas privadas financieras hipotecando el futuro de los castellano-manchegos considero que es una política poco social. No puedo comprender cuál es la autoridad moral, para hablar de derechos sociales, de aquellos que se han echado en brazos de los bancos para figurar políticamente, hipotecando el futuro de los ciudadanos.

 ¿Qué mayor privatización que hacer depender los recursos públicos de entidades financieras privadas a las que se les han solicitado prestamos irracionales y muy superiores a las expectativas de ingresos? La función de la administración pública no es comerciar sino conservar el orden público, desarrollar la riqueza e impedir abusos.

 No obstante considero que Castilla la Mancha puede salir la crisis y que una buena gestión, unida al potencial regional, puede hacernos, aprendiendo de los fallos y de lo positivo que ya existe, despegar de manera definitiva como región puntera, emprendedora y con una situación geográfica privilegiada en España.

A pesar de todo es importante subrayar que el problema de España no es solo Castilla la Mancha, considero que es necesario a nivel nacional decir las cosas claras y poner encima de la mesa el desequilibrio autonómico que existe de manera generalizada.

 Los castellano-manchegos aceptaremos las reformas necesarias para salir de esta situación que ahoga a nuestra región y a España, pues siempre hemos sido fieles y leales con el estado. Pero debemos exigir, desde nuestra posición, la extensión de las reformas y recortes a otras regiones de España.

 Ya está bien que las regiones fieles a España tengan que sufrir el látigo de la coherencia nacional mientras las regiones comandadas por el nacionalismo o con delirios regionales, aparte de no crear más que problemas al estado, sean privilegiadas económicamente para que su deuda sea aguantada a lomos del resto de España.

 Ese conglomerado de conciertos económicos, beneficios fiscales históricos, embajadas, alucinaciones expansionistas, marginaciones del lenguaje español, son una disfunción muy extendida y es la principal lacra para la salida de nuestra nación de la crisis. La unidad de mercado es una prioridad fundamental y no vale que sean los de siempre los que aceptemos y suframos la situación de marginación económica y social, por los caprichos retóricos delirantes de algunos reyezuelos caciquiles que siguen montados en su trono particular.

Castilla la Mancha y sus ciudadanos aceptaran responsablemente lo que sea necesario para que la región y España salgan del lodo. Podremos ser los primeros que acometamos la reforma que necesita globalmente España, pero no nos cruzaremos de brazos viendo como expolian la nación española basándose en estupideces históricas de poco calado en un país moderno de estructura jurídica liberal.

También en nuestra región tuvimos importantes fueros en la edad media, como el importante fuero de Cuenca del siglo XII, modelo jurídico posterior para Castilla, León, Aragón y Portugal, pero nunca nos hemos mirado el ombligo y siempre nos hemos considerado como parte de un todo que es España. Cuando nos lo hemos mirado más de la cuenta nos hemos arruinado.

 Castilla la Mancha, junto a otras regiones, debemos, con nuestro ejemplo, equilibrio, lealtad y solidaridad con España, dejar en evidencia los chiringuitos que se han montado en nuestra nación en base a las nacionalidades y locuras regionales, y juntas atajar la deriva de nuestra gran nación española poniendo coto a los abusos disfrazados de identidades falseadas.

 No queda más remedio, o más España o la hecatombe.

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