miércoles, 23 de enero de 2013

Interés de nuestro campo, interés de toda España. La crisis del pepino


EL SEMANAL DIGITAL


6 de junio de 2011  

EN TIERRA DE CABALLEROS


 Interés de nuestro campo, interés de toda España. La crisis del pepino



La crisis del pepino español ha sido ya la gota que ha colmado el vaso de la indignación del sector agrícola español. Las declaraciones de una política alemana han creado el caos y la desconfianza hacia un sector donde España es el primer exportador de esta hortaliza a nivel mundial.

 En la sociedad de la información en la que estamos inmersos una mala gestión de una crisis de confianza informativa, como ésta, puede constituir un verdadero drama para toda un área económica, social y laboral.

 Algunos líderes sindicales agrarios, como el castellano manchego Pedro Barato, líder de ASAJA, actuaron desde el primer minuto intentando contener mediáticamente la falacia irresponsable vertida desde tierras germanas. Pedro se mostró firme afirmando la calidad de nuestras hortalizas y las garantías superiores en cuanto a requisitos de sanidad y buen hacer de nuestros agricultores. De esta manera afirmaba con rotundidad que los agricultores españoles "hacen las cosas con normalidad y bien hechas"; de igual manera declaraba "Si decimos la verdad a los consumidores y la UE deja de marear la perdiz las cosas se normalizarán" y ha continuado pidiendo al Gobierno español "presión diplomática al máximo nivel". Barato ha tenido en todo momento presente la siguiente premisa "Si algo sabemos en relación a la comercialización de productos alimentarios, es que el mercado se basa en la confianza y, si ésta se quiebra, se rompe el sistema".

 Y es que la actitud del Gobierno ZP hacia al campo español deja mucho que desear. Un Gobierno que tiene un concepto de España "discutido y discutible" difícilmente puede defender los intereses nacionales que representa un sector tan amplio y diverso como es el campo español. Toda Europa ha sido siempre eminentemente rural y los sectores de todas y cada una de las naciones europeas son amplios y diversos, la competencia y lucha de intereses es atroz, por ello es muy importante conocer el sector agrícola y la importancia, económica, social, humana y de cohesión nacional que supone el campo. El solo cambio de nombre del antaño Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación por el de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino denota el carácter progre y ridículo de la concepción de este Gobierno hacia todo el sector agrario.

 Las prioridades del Gobierno ZP, desde el punto de vista internacional, han atendido más a los pensamientos endebles y caprichos utópicos de ZP, que a defender claramente los intereses y la realidad económica y social de España. En este caso concreto, en cuanto a la crisis de los pepinos, el Gobierno ZP ha actuado, una vez más, lento, dubitativo y a destiempo. Zapatero se ha debido esconder en algún rincón de la Moncloa, mientras cientos de familias españolas temblaban ante un posible derrumbamiento del sector.

 Para defender los intereses de España en Europa es fundamental tener un concepto claro de España y de sus prioridades, algo de lo que carece ZP. En estas lides no vale la espontaneidad ni la improvisación, lo único que vale es el trabajo y el conocimiento profundo de lo que quieres para España. Parte de la izquierda, representada por una recua de ecologistas e intelectuales urbanitas de tres al cuarto, desconocen profundamente el sentir real del campo español y actúan como si esta realidad social, que forma parte de nuestra historia y cohesión nacional, fuera una rémora o un estigma a amputar en pro del progresismo de las ciudades y la globalización. En Castilla la Mancha somos conscientes de la importancia de esta realidad y siempre se ha luchado a través de gentes como Pedro Barato, apoyando la dignificación del mundo agrícola y rural.

Toda esta crisis me ha traído a la memoria el excelente trabajo realizado por la fallecida Loyola de Palacio, cuando siendo ministra de agricultura luchó incansablemente en pro de los intereses de pescadores, ganaderos y agricultores batiéndose el cobre, con una tenacidad incansable, en defensa de España y sus intereses. En su memoria cito un fragmento de un artículo suyo de 2004 para que, ante tanta mediocridad e improvisación, los políticos que tengan que defender nuestros intereses la tengan como referencia de política honesta, con capacidad de servicio y con un concepto patriótico inquebrantable en defensa del sector agrario, lo cual se vislumbra en esta cita:

 "Creo que en cualquier caso conseguí algo esencial para el sector y es transmitir la relación necesaria entre el campo y la ciudad, la solidaridad vital que debe existir hacia nuestro sector agrario, que no es un sector como otro cualquiera, que es un negocio a la intemperie que depende de un imponderable como el clima pero que garantiza no sólo nuestra alimentación en productos sanos y de calidad sino también la estabilidad y la cohesión territorial; la conservación de costumbres, tradiciones y patrimonio; la lucha contra la desertización y la desertificación; el cuidado de nuestro paisaje y nuestra tierra de España".

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