martes, 15 de enero de 2013

El PSOE en su encrucijada y la derecha en su renacimiento.


EN TIERRA DE CABALLEROS
Ricardo Chamorro
                           
25 de mayo de 2011  El Semanal Digital
El PSOE en su encrucijada y la derecha en su renacimiento.
           
El PSOE ha sufrido una derrota monumental en las elecciones municipales y autonómicas. En estos momentos una gran tensión se cierne sobre el partido, seguir avalando el escoramiento izquierdista representado por Zapatero o volver a ser un partido socialdemócrata moderado como trató de ser en los años 80.

El PSOE es un partido de ámbito nacional que inició su historia en el siglo XIX defendiendo toda la dinámica política marxista, al igual que otros partidos como el Partido Socialdemócrata Alemán. Ambos partidos tuvieron que enfrentarse en los años treinta a la guerra y al exilio.

Una vez terminada la guerra mundial la socialdemocracia alemana renunció al marxismo y a la lucha de clases y colaboró fielmente como valedor de Alemania Occidental en la OTAN. Formó varios gobiernos de coalición con liberales y demócrata-cristianos. La socialdemocracia alemana evolucionó esos años de postguerra teniendo una nación dividida en dos países por un muro donde el comunismo doblegaba y reprimía a sus compatriotas hasta 1989.

El PSOE una vez muerto Franco, tenía una situación histórica distinta pues había sufrido una derrota en 1939 donde formaba frente común con comunistas, izquierdistas de todo pelaje y separatistas. Realmente la oposición a Franco desde la calle la había protagonizado en los años 70 el Partido Comunista de España (PCE) que contaba con una abundante militancia y el PSOE era una minoría intelectual pero con una mínima militancia. A la muerte de Franco el PSOE renuncia al marxismo en 1979 después de grandes tensiones y dos congresos. Con el apoyo de la socialdemocracia alemana, empezó a representar una alternativa de izquierdas moderada frente a un PCE escorado que empezó a trasvasar militancia al PSOE sin cesar. En tres años ganó las elecciones generales y desde entonces ha gobernado durante muchos años España.

Felipe González se mostró tolerante con la izquierda radical que empezó a entrar en su partido, pero siempre llevó el timón de la moderación en pro de los poderosos, haciendo bloque de izquierdas, pero a la vez impulsando a España en la entrada a la OTAN y posteriormente en la CEE. En el PSOE mucha gente entendió el mensaje moderado, pero otra mucha seguía con sus prejuicios marxistas con la ilusión de poder despertar un día un empuje hacia principios más radicales. En España no teníamos muro de Berlín que reforzara una visión socialdemócrata frente al comunismo, sino una historia de apoyo mutuo entre partidos de izquierda contra el enemigo común franquista.

Esa oportunidad de vuelta al radicalismo se ha dado en los gobiernos de Zapatero, su oposición y gobierno ha tendido hacia la unión de todas las izquierdas posibles bajo las faldas del PSOE. Zapatero ha querido ser referencia para toda la izquierda desde la moderada, la antisistema, la radical catalana y hasta la abertzale, sin un criterio definido de objetivo y produciendo perplejidad en sectores moderados. Sus decisiones radicales han producido enormes críticas en la izquierda más moderada y socialdemócrata hasta el punto de crear escisiones como Rosa Diez y su UPyD. El resultado de sus políticas han sido muy negativas para España, ha creado importantes brechas sociales, pero han producido una subida de moral en toda una izquierda radical que prácticamente no pintaba nada en el panorama político español. No obstante estos ocho años de ZP han agitado a las bases del PSOE y las ha empujado hacia posiciones radicales que será difícil que abandonen sin un liderazgo claro y contundente.

El PSOE está, pues, ante una encrucijada

-Potenciar las ideas de ZP tendiendo hacia un bloque de izquierda plural y progresista donde quede hueco ideológico para hablar y pactar con IU, ERC e incluso Bildu en pro de un proyecto global y progresista de ingeniería social en todo el Estado, impregnado de todos los prejuicios de la izquierda marxista, sesentayochista y enfrentado visceralmente a la derecha.

-Recuperar una posición socialdemócrata moderada encabezada por gente tipo Múgica Herzog o Manuel Marín que tienda a mantener pactos con el Partido Popular, como el de País Vasco, en beneficio de la estabilidad de España.

La derecha y su renacimiento

Mientras tanto la derecha ha vuelto a recuperar la moral después de estas elecciones y su sentido tecnocrático, moderado y de gestión ante la crisis ha vuelto a conquistar al pueblo español. Las brechas sociales, creadas por ZP en diversos temas, han sido percibidas por el pueblo español como un problema y, aparte de sus fieles votantes, la porción de la sociedad moderada, indefinida o de centro ha optado por votar PP.

No obstante el PP no puede estar a expensas de que el PSOE arruine el país o a que no ocurra ningún hecho de agitación preelectoral que lleve al PSOE nuevamente a movilizar a toda la población frente a la "terrible derecha", como en épocas recientes.

El PP debería fomentar o arropar la consolidación o creación de redes sociales y culturales en torno a unos valores alternativos a la izquierda nihilista. Ya sus dirigentes hablan de esos valores y hemos podido ver cómo existe una derecha social plural que se ha movilizado frente a las acometidas de ZP. Mayor Oreja dijo hace unos días "Nos emborrachamos de bienestar y hemos perdido valores"; Aznar dijo "¿Dónde va una Europa que no quiere tener hijos y no defiende sus valores?"; Rajoy instó, después de la venida del Papa a Santiago, a recuperar "algunos valores que nunca se debieron perder" refiriéndose a valores como el trabajo, el mérito, la justicia, la igualdad de oportunidades y el valor de la palabra dada.

Existen asociaciones, fundaciones como DENAES o FAES, grupos juveniles, que fomentan valores patrióticos, espirituales, históricos, solidarios, culturales o incluso de izquierda lógica y con sentido de nación y patriotismo, todos ellos alternativos a los dogmas de la izquierda progre y que ya son una realidad en España. El PP tiene que asumir la pluralidad de esas comunidades y fomentar cualquier espacio de libertad frente al monoculturalismo y contra la sumisión a la lógica del pensamiento único de la izquierda progre. Esperanza Aguirre lo ha entendido perfectamente y lo ha llevado a la práctica, y podemos ver el resultado de una sociedad que puede responder sin miedo a las extravagancias de la izquierda.

De esa manera esas pequeñas comunidades, establecidas en redes, podrían repeler y paralizar socialmente los embates de agitación de los que se ha valido la izquierda en anteriores acontecimientos y serán el ámbito de la cohesión, de crecimiento y de cultivo de los principios y valores que la derecha pretende defender y recuperar, tal y como argumentan sus dirigentes.
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