martes, 14 de mayo de 2013

Adiós Benedicto XVI

 
EL COMENTARIO     RICARDO CHAMORRO
COLABORACIÓN

Adiós Benedicto XVI
   
28/02/2013 .    
   
   
Ricardo Chamorro
Ayer miércoles 27 de febrero, en Roma la capital de la catolicidad, el Papa Benedicto XVI se despidió ante miles de peregrinos. El Papa se va porque no se siente con fuerzas para liderar en unidad a los católicos aunque estará presente y seguirá ostentando los títulos de "Benedicto XVI", "Su Santidad", "Papa emérito" y "Romano Pontífice emérito". Su retiro será en la residencia de Castel Gandolfo donde se dedicara a orar y profundizar en su unión con Dios. Como Su Santidad dijo: "No abandono la cruz, sigo de una nueva manera con el Señor Crucificado. Sigo a su servicio en el recinto de San Pedro".

Con Benedicto XVI se nos va una inteligencia personificada que ha trabajado incansablemente por recuperar la identidad real de la catolicidad uniendo Razón y Fe. Ha roto esquemas proclamando públicamente cuál es la doctrina social de la iglesia de manera valiente y audaz.

Como homenaje a Benedicto XVI quiero traer a esta columna el resumen de dos textos memorables, desde mi punto de vista. Se trata del discurso ante el Bundestag o Parlamento Alemán y la homilía ante la catedral de Velletri.

Un discurso para los políticos

Fue un discurso muy valiente el que realizó el Papa ante los políticos alemanes del Bundestag. En éste discursó decía:

"…la Biblia quiere indicarnos lo que en definitiva debe ser importante para un político. Su criterio último, y la motivación para su trabajo como político, no debe ser el éxito y mucho menos el beneficio material. La política debe ser un compromiso por la justicia y crear así las condiciones básicas para la paz".

"…el éxito está subordinado al criterio de la justicia, a la voluntad de aplicar el derecho y a la comprensión del derecho. El éxito puede ser también una seducción y, de esta forma, abre la puerta a la desvirtuación del derecho, a la destrucción de la justicia. "Quita el derecho y, entonces, ¿qué distingue el Estado de una gran banda de bandidos?", dijo en cierta ocasión San Agustín".

El Papa explicó en qué consiste ese derecho al que se refiere San Agustín de manera magistral hablándonos del auge de la ecología en el país germano:

"Gente joven se dio cuenta que en nuestras relaciones con la naturaleza existía algo que no funcionaba; que la materia no es solamente un material para nuestro uso, sino que la tierra tiene en sí misma su dignidad y nosotros debemos seguir sus indicaciones… Cuando en nuestra relación con la realidad hay algo que no funciona, entonces debemos reflexionar todos seriamente sobre el conjunto, y todos estamos invitados a volver sobre la cuestión sobre los fundamentos de nuestra propia cultura…Debemos escuchar el lenguaje de la naturaleza y responder a él coherentemente… También el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo arbitrariamente. El hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando escucha la naturaleza, la respeta y cuando se acepta como lo que es, y que no se ha creado a sí mismo. Así, y sólo de esta manera, se realiza la verdadera libertad humana…".

Un discurso ante el materialismo imperante y la lógica del lucro por encima de la identidad comunitaria

En la homilía ante la catedral italiana de Velletri realizo un sermón donde se desarrolla aquella frase que dijo Jesús: "No podéis servir a Dios y al dinero". Dejo con un fragmento del texto:

"En verdad, la vida es siempre una opción: entre honradez e injusticia, entre fidelidad e infidelidad, entre egoísmo y altruismo, entre bien y mal. Es incisiva y perentoria la conclusión del pasaje evangélico: "Ningún siervo puede servir a dos amos: porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo". En definitiva —dice Jesús— hay que decidirse: "No podéis servir a Dios y al dinero" (Lc 16, 13).

La palabra que usa para decir dinero —"mammona"— es de origen fenicio y evoca seguridad económica y éxito en los negocios. Podríamos decir que la riqueza se presenta como el ídolo al que se sacrifica todo con tal de lograr el éxito material; así, este éxito económico se convierte en el verdadero dios de una persona.

Por consiguiente, es necesaria una decisión fundamental para elegir entre Dios y "mammona"; es preciso elegir entre la lógica del lucro como criterio último de nuestra actividad y la lógica del compartir y de la solidaridad. Cuando prevalece la lógica del lucro, aumenta la desproporción entre pobres y ricos, así como una explotación dañina del planeta. Por el contrario, cuando prevalece la lógica del compartir y de la solidaridad, se puede corregir la ruta y orientarla hacia un desarrollo equitativo, para el bien común de todos.

www.twitter.com/rchamode

No hay comentarios:

Publicar un comentario