martes, 14 de mayo de 2013

Cospedal no quiere un Monti para España

 
EN TIERRA DE CABALLEROS
Ricardo Chamorro

EL SEMANAL DIGITAL
                           
14 de febrero de 2013  

EN TIERRA DE CABALLEROS
Cospedal no quiere un Monti para España
El martes pasado Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal estuvieron en las conferencias de The Economist.
           
               
La presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, señaló que ´hace falta ´política con mayúsculas´ y pidió ´no echar por tierra´ la democracia representativa que hay en España, ya que, según dijo, eso puede derivar en ´sistemas populistas´. La secretaria general del PP lamentó que ´cuando desaparece la política con mayúsculas, aparece el populismo o los generales. Hoy no es el momento de echar más gasolina. Necesitamos grandes pactos de Estado entre los dos grandes partidos, pero no como palabras huecas´. ´Como demos al traste y nos carguemos lo que nos ha costado tanto construir, vamos a tener un problema´, puso a Italia como ejemplo de lo que puede ocurrir, donde dijo que hay un ´gobernante que no ha votado el pueblo´, refiriéndose a Mario Monti.

Cospedal acierta claramente en la referencia a nuestra nación hermana Italia. En Italia desde el final de la segunda guerra mundial fueron la Democracia Cristiana y el Partido Comunista Italiano las dos grandes fuerzas parlamentarias, la Democracia Cristiana llevó mayormente el timón en una situación política claramente inestable, con desavenencias internas por los complejos y pactos con los comunistas que unido a la presión en la calle de estos últimos, hicieron muy difícil la gobernanza.

El democristiano Aldo Moro, ante la desestabilización política y el terrorismo, fue el que trató de terminar con tanta crisis al hacer el llamado ´pacto del compromiso´ con el Partido Comunista Italiano de Belinguer con el que formó gobierno, con el escándalo de muchos de sus votantes de derechas, el reconocimiento a la China de Mao y la aprobación del divorcio. Aldo Moro fue finalmente asesinado por el grupo izquierdista Brigadas Rojas. A este le sustituye Giulio Andreotti, otro democristiano incapaz de controlar la situación.

Desde 1983 que aparece el socialista Bettino Craxi, también con la aparición del ex comunista Massimo D´Alema al frente del Partido Demócrata Italiano, hasta principios de los noventa, la corrupción destapada por jueces independientes y los pactos para taparse las vergüenzas con la Democracia Cristiana dieron lugar a la mayor crisis política de la historia de Italia.

El socialista Bettino Craxi tuvo que huir de Italia y murió en el exilio tunecino. El democristiano Giulio Andreotti fue procesado por vinculaciones mafiosas y el Partido Socialista Italiano se disolvió. Después de todo lo anterior aparece Berlusconi, que impulsa una coalición de partidos de Centro y Derecha que desemboca en el PDL (Integrado en el Partido Popular Europeo), de hecho el modelo que siguen en Italia por parte de Berlusconi y Fini es el nuevo Partido Popular de Aznar cuyo objetivo era tratar de construir un gran partido de centro-derecha en el que cupiesen todas las sensibilidades y todos los votos del centro y la derecha, desde el centroizquierda hasta la derecha nacional democrática. La formula Aznar dio a la derecha política española sus primeras victorias electorales indiscutibles desde la Restauración laminando los errores de la extinta UCD.

Es dentro del partido de Berlusconi donde determinadas tendencias no aceptan los recortes impuestos por Bruselas a la nación italiana, y de esta manera Berlusconi debe dimitir cediendo el testigo al técnico y ex banquero Mario Monti a quien nadie había elegido pero que cuenta con el apoyo de la izquierda, incluida la centrista democracia cristiana de Romano Prodi. En la actualidad tanto Bruselas, como la izquierda, como el centro, como Berlusconi presionado por el Partido Popular Europeo, quieren a Mario Monti al mando de Italia en pro de la salvación del euro. Lo anterior ha producido escisiones en la derecha y la izquierda a los que denominan populistas.

Creo que no hay nada más estrafalario que aquello en lo que ha desembocado la política italiana donde se ha pasado por encima de lo elegido por los ciudadanos, precisamente por la incapacidad e irresponsabilidad así como la falta de vocación de servicio público a la nación y su soberanía de determinados políticos que se han mirado más entre ellos y a los que están por encima de ellos, que a los propios ciudadanos a los que se deben y que son el sujeto de la soberanía nacional.

Coincido pues con Cospedal en que para conservar la soberanía del pueblo español por encima de imposiciones es necesario un pacto por patriotismo entre los partidos con vocación nacional en asuntos puntuales. Ese pacto no puede ser en ningún caso un consenso para taparse las vergüenzas, como ocurrió en Italia tantas veces y tan funestos resultados dio, sino un pacto regenerador por la fortaleza de la nación española ante los desafíos externos e internos que se le presentan, eso es una política con mayúsculas.

Como dicen los propios textos políticos del Partido Popular, la soberanía del pueblo español, como conjunto de ciudadanos libres e iguales en derechos y libertades en el marco de un sólido Estado de Derecho, y la unidad de la Nación española, como sujeto histórico-político, son y deben seguir siendo los primeros fundamentos de la Constitución. Si es necesario el pacto para salvaguardar lo anterior sería más que aceptable, si lo que alguno pretende es enredar y fracturar aún más a la nación española en beneficio de otros intereses mejor ni intentarlo.

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