martes, 14 de mayo de 2013

Indignantes escraches de los indignados

 
EL COMENTARIO     RICARDO CHAMORRO
EL COMENTARIO

Indignantes escraches de los indignados

EL SEMANAL DIGITAL
EL DIGITAL CASTILLA LA MANCHA
   
11/04/2013 .    
   
Ricardo Chamorro
El cinismo de la izquierda últimamente no tiene límites. Esa izquierda que desde 1968 impone lo políticamente correcto y nos ha llevado a donde estamos hoy. No hay cosa más fracasada que sus ideas, pero muy al estilo de principios del siglo XX vuelven a liderar cualquier revuelta social de masas, incluida la revuelta contra los desahucios, en beneficio propio.

El periodista Fernando Díaz Villanueva explicaba el año pasado en un artículo sobre los indignados que "una de las tácticas que Lenin recomendó a los mandarines del Partido Bolchevique para hacerse con el poder consistía en montar organizaciones pantalla, aparentemente no relacionadas con el partido, que habrían de servir para llegar a nuevos graneros de votos. Así, los primeros bolcheviques se apoderaron de los más variopintos movimientos que, en principio, eran refractarios al ideario comunista, ya entonces un guiso muy pesado para los estómagos de los pequeños comerciantes, los campesinos con tierra o los artesanos. Una vez conquistado el poder, única razón de ser de la izquierda desde sus orígenes leninistas, caían las pantallas y, con ellas, la vida y hacienda de los que osasen disentir".

Las plataformas 15 M, indignados o plataforma contra los desahucios, están siendo claramente utilizadas por la izquierda para captar masa crítica que será utilizada contra el gobierno y en beneficio político de estas ideas. Quien no se dé cuenta de la pequeña revolución que la izquierda radical española está llevando a cabo a consta de la desintegración del PSOE, que antaño fue una referencia socialdemócrata moderada, es que está ciego. Desde Mondragón a Marinaleda la izquierda radical apuesta por un bloque progresista y plural de izquierdas canalizando los dramas de la crisis de la cual sus ideas son muy culpables.

El acoso o escrache hacia los políticos y familiares no son más que una manifestación clara de su carácter totalitario y su desprecio por la voluntad democrática de los ciudadanos. La izquierda de manera continúa utiliza estos movimientos para erosionar los gobiernos de centro-derecha. Por poner un solo ejemplo su pacifismo del "NO A LA GUERRA" en el caso de la guerra de Irak, desaparece cuando Zapatero se mete en la guerra de Afganistán, en Libia o autoriza el escudo antimisiles de la OTAN en la base de Rota.

El escritor Jesús Laínz desvelaba claramente en un artículo que reproduzco en parte, el verdadero carácter de estos movimientos que aparecen con mayor violencia en épocas de gobierno del Partido Popular:

"… sólo hacen falta treinta segundos de observación para empezar a comprender y a indignarse. Se dicen apolíticos –cosa absurda puesto que cualquier acción destinada a influir en la sociedad es política– pero sus propuestas de supresión de las fuerzas armadas, nacionalización de la banca o derecho a la autodeterminación de los pueblos, entre otras, evidencian su filiación ideológica izquierdista. ¿Por qué, entonces, no se afilian a cualquier partido de dicha tendencia, desde el PSOE hasta ETA-BILDU, y dejan de molestar a paseantes y comerciantes?

Se dicen apolíticos puesto que «esto no es política sino sentido común». Pero el que suscribe, que también aspira a que se le reconozca la posesión de una humilde pizca de ello, encuentra que el suyo difiere enormemente del sentido común del que aquéllos hacen gala, y no por ello se le ocurre pretender que el suyo sea universal.

Todas las propuestas de los indignados, sin excepción, obedecen escrupulosamente los mandamientos de la Santa Madre Iglesia de la Corrección Política, y sin embargo se tienen por el colmo de la transgresión, patente síntoma de la debilidad mental que caracteriza a nuestra logsizada juventud.

Se creen el arquetipo de la independencia, la espontaneidad, la libertad y la rebeldía cuando han tenido que esperar para organizar el guateque al toque de silbato de panfletos bochornosamente insulsos como el de Stéphane Hessel…

Se indignan con la desmesurada casta política, a la que achacan el despilfarro y la ineficacia de las instituciones. Sin embargo, de sus labios no ha salido ni una sílaba de crítica al Estado de las Autonomías, principal causa del ineficaz despilfarro y gran momio de la casta criticada.

Atacan la desigualdad y los privilegios pero no han dicho ni pío contra los separatismos, principales defensores del neofeudalismo.

Se declaran depositarios de la soberanía nacional despreciando a millones de ciudadanos representados en el Parlamento, justificando cualquier golpismo y guardando atronador silencio sobre los separatismos, enemigos mortales de la soberanía nacional.

Condenan la violencia y la injusticia y miran para otro lado si se les recuerda el millar de vidas que aquí, delante de sus narices, se ha llevado por delante el terrorismo nacionalista vasco.

Proclaman su solidaridad con los pueblos oprimidos de cualquier Continente lejano mientras que, con infinita hipocresía y crueldad, ignoran a las miles de víctimas del terrorismo españolas.

Cuando el nefasto sistema educativo igualitario instaurado por González, Maravall y Rubalcaba les permitió ir pasando curso tras curso sin aprobar no se acordaron de exigir una educación de calidad, pero ahora se quejan –en sus pancartas no por casualidad sembradas de faltas de ortografía– de que sus currículos no les sirven de nada ni en España ni en el extranjero…

Reclaman todo tipo de derechos laborales y salariales y exigen a los pérfidos empresarios que les faciliten el medio de vida que ellos son incapaces de construir. Menos a su vagancia e inutilidad, echan la culpa a todo de la dificultad de encontrar trabajo y se consideran titulares del derecho a ser amamantados por el Estado Mamá.

Creen que su generación es la más desdichada y la más digna de protección porque ni saben ni les importa que otras, sin ir más lejos la del baby boom de los 60, tuvieran que buscarse la vida a pesar de cifras de paro igualmente enormes y de graves crisis económicas y políticas; por no hablar de las anteriores, que consiguieron salir adelante a pesar de guerras, posguerras y emigraciones.

Se aprovechan de muchos cándidos que adoran a los jóvenes por el mero hecho de su juventud, cuando el problema de esa inmotivada adoración es que la mayoría de los adorados, tras su alegre revolucionarismo juvenil, se vuelve razonable cuando ya ha dejado mucho mal tras de sí.

Si éstos y sus propuestas –por llamarlas algo– son el germen de la España por venir, habrá que ir pensando seriamente en el exilio".

www.twitter.com/rchamode

 Ricardo Chamorro Delmo

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