lunes, 18 de marzo de 2013

Cuando las cajas luchaban contra la especulación

 
EL SEMANAL DIGITAL
4 de febrero de 2012  
EN TIERRA DE CABALLEROS
Cuando las cajas luchaban contra la especulación
La inspiración católica en el origen de las cajas
           
           
La tradición católica-romana de España es la causante de la aparición, para contrarrestar a la pura usura bancaria de prestamistas sin escrúpulos, de los montes de piedad, padres de las posteriores cajas de ahorros. El catolicismo romano desde el concilio de Nicea, pasando por Carlomagno, las cortes de Castilla o encíclicas contemporáneas, ha condenado la usura de manera sistemática.

A diferencia de otras religiones, incluso cristianas, el catolicismo romano tiene una imbricación social indudable. Otras interpretaciones teológicas creen la predestinación divina, de acuerdo con la cual Dios, en su infinita omnisciencia, sabe quién se va a salvar y quién no, y haga lo que haga uno no puede cambiarlo, los católicos, en cambio, se han preocupado e implicado siempre en la justicia social terrenal centrándose en el carácter espiritual y comunitario del hombre por la creencia de la implicacion divina de los actos terrenales.

De esa manera, por necesidad social, las órdenes religiosas prestaban dinero a los pobres, para que no siguieran siendo estrangulados por los especuladores, sino que se les prestaba dinero contra una modesta prenda, con bajísimo interés. Los montes de piedad surgen primero en Italia siglo XV y posteriormente en España. El Concilio de Trento (1545-1563), impulsado por la tan española Compañía de Jesús, proclamó el carácter benéfico de los Montes de Piedad. En otras partes de Europa, como Inglaterra, aparecen entidades similares ya en el siglo XVIII pero a diferencia del sentido de justicia social y espiritual católico tienen un sentido denominado utilitarista y materialista por inspiración del pensador Bentham "La naturaleza ha colocado a la humanidad bajo el gobierno de dos amos soberanos: el dolor y el placer. Ellos solos han de señalar lo que debemos hacer". La ética para Bentham, por tanto, se adaptara en un cálculo de consecuencias para conseguir utópicamente un mayor número de individuos felices.

Las cajas de ahorros en España

En España las primeras cajas de ahorro como tal siempre fueron de inspiración católica. Primero estuvieron vinculadas a los montes de piedad por desconfianza al crédito oficial y posteriormente al Estado, su carácter va pasando de beneficencia a seguro social.

Las cajas rurales, por ejemplo, fueron fruto del cooperativismo en las zonas rurales y del sindicalismo católico agrario. Cuando los agricultores fueron propietarios, después de la desamortización, estaban siendo ahogados por préstamos usurarios, a consecuencia de ello y con el apoyo de los párrocos locales empezaron a surgir las cajas rurales como "una asociación de labradores, vecinos de un mismo lugar, la cual, mediante la responsabilidad solidaria de todos sus miembros, solicita y recibe el capital que aquellos necesitan para la conservación y mejoramiento de sus explotaciones agrícolas".

La situación del campo en España estaba tan expuesta a los especuladores y usureros que a principio del siglo XX se promulgo la Ley de Azcarate, aun en vigor, y que en su artículo 1 establece "Será nulo todo contrato de préstamo en que se estipule un interés notablemente superior al normal del dinero y manifiestamente desproporcionado con las circunstancias del caso o en condiciones tales que resulte  aquel leonino, habiendo motivos para estimar que ha sido aceptado por el prestatario a causa de su situación angustiosa, de su inexperiencia o de lo limitado de sus facultades mentales".

En 1971 las cajas de ahorro pasan a ser dirigidas por el Banco de España y desde entonces su evolución ha sido ir perdiendo el carácter de entidades sin ánimo de lucro imitando el modus operandi de la banca privada y copiando el carácter utilitarista de carácter anglosajón que finalmente ha desvirtuado la identidad social de las mismas dando lugar a escándalos e irregularidades de toda índole. La implicación de las cajas en el fomento de la burbuja inmobiliaria y la vinculación política ha sido una vergüenza. Los órganos de gobierno y representativos de las cajas pierden su carácter democrático y dan lugar a la penetración de individuos de poca catadura moral cuyo compromiso social y comunitario es inversamente proporcional a sus ansias de especular y enriquecerse a costa de los demás.

En estos momentos de crisis es necesario recordar como nacieron estas entidades, el progresismo siempre lucho por la desvinculación de las cajas de la iglesia católica y de los principios morales y sociales defendidos por está, apostando por una vía utilitarista moderna que ha sido un gran fracaso.

Ojeando las noticias locales pude ver como Caja Rural de Castilla-La Mancha (Globalcaja) estrenó su oficina el pasado miércoles en Ciudad Real donde se bendijo la misma y se recordaron viejas palabras de San Ignacio de Loyola, igualmente cuando se inauguró la oficina de Albacete el copresidente de Globalcaja dijo "sin olvidar lo que fuimos, iniciamos el camino hacia un nuevo tiempo", mostrando una síntesis de tradición y modernidad que actualmente me parece de gran acierto.

En estos tiempos donde todo se tambalea es necesario tener en cuenta los pensamientos de gentes que vivieron también momentos convulsos, como el intelectual republicano Gregorio Marañón que  señaló en uno de sus ensayos que "ciego será quien no vea que el ideal de la etapa futura de nuestra civilización será un simple retorno de los valores eternos y, por ser eternos, antiguos y modernos: a la supremacía del deber sobre el derecho; a la revalorización del dolor como energía creadora; al desdén por la excesiva fruición de los sentidos; al culto del alma sobre el cuerpo; en suma, por una u otra vía, a la vuelta hacia Dios".

www.twitter.com/rchamode

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