lunes, 18 de marzo de 2013
Un nuevo espíritu para España (Patronal y sindicatos)
EL SEMANAL DIGITAL
12 de marzo de 2012
EN TIERRA DE CABALLEROS
Un nuevo espíritu para España (Patronal y sindicatos)
El cambio global que necesita España se hace más necesario que nunca
La vorágine social en la que nos encontramos, a solo cien días de la victoria de Mariano Rajoy, evidencia que algunos tienen miedo a perder la poltrona o que los esquemas mentales que han regido España desde hace más de treinta años se están empezando a agitar.
El sindicalismo de la izquierda ibérica
El derecho a buscar la dignidad humana en las condiciones laborales de los trabajadores es siempre algo perfectamente legítimo. Lo que no es legítimo es la total falta de independencia ideológica de unos sindicatos cuya prioridad ya no se centra en el trabajador sino en un ´stablishment´ o chiringuito muy determinado en el que estas organizaciones representan un papel patético absolutamente plegado a una opción política desastrosa para la comunidad a la que dicen defender. La burocracia, las prebendas, el anquilosamiento del mensaje, el pancismo, la falta de independencia, ha castrado, no sé si para siempre, a un sindicalismo español que se muestra sin vigor y absolutamente defenestrado gracias a sus propios meritos.
Aquellos que hoy sufren las consecuencias de los recortes o que están parados, deben agradecer también a estos sindicatos la situación laboral de millones de trabajadores españoles cuya probabilidad de encontrar un puesto de trabajo es prácticamente nula. Los sindicatos han terminado siendo parte del problema del sistema en vez de organismos libres e independientes que luchen por la solución de las posibles anomalías del mismo. Su incoherencia y dependencia ha hecho que el sindicalismo se encuentre cautivo y los trabajadores desprovistos de un arma política coherente, independiente y transparente para defenderse de los posibles abusos en un mundo donde la dignidad humana está cada vez más relativizada en el ámbito laboral.
De hecho la situación por la cual en España se ha llegado a los recortes actuales no solo obedece a la crisis internacional de las ´subprimes´ o de la burbuja inmobiliaria, como le gusta decir a la izquierda, sino a una concepción de la vida, del mundo y de la sociedad que parece hecha a medida de todo este mejunje de especulaciones, pelotazos y relativismo hasta la nausea llamada progresismo.
Unos valores emprendedores atrofiados
En el ámbito empresarial el fomento a las ideas de emprendimiento, creación de riqueza, de puestos de trabajo, creatividad y juventud no han sido entendidas en el sentido que debieran.
Al igual que en el ámbito sindical, el asociacionismo empresarial tampoco se centró en el fomento de la creación de riqueza, en la aportación del empresario a la cohesión social comunitaria, a la generación de puestos de trabajo, a la idea de la empresa como comunidad de desarrollo de la persona, de su formación y de su integridad.
La patronal, de igual manera que el sindicalismo, se ha dedicado en gran parte a medrar en su propio beneficio olvidando su obligada vocación de servicio a sus colectivos de manera independiente.
Yo mismo, como emprendedor en una pequeña provincia, no solo no he sido apoyado en ciertas ocasiones por determinadas asociaciones e instituciones que deberían apostar por las nuevas ideas y proyectos sino que a diferencia de ello muchos jóvenes hemos sufrido el boicot e incluso el robo de ideas y proyectos innovadores que luego personas oscuras, que de empresarios tienen solo el nombre, han impulsado en beneficio propio, utilizando únicamente la representación del asociacionismo empresarial como trampolines para medrar y participar en la política del pelotazo.
Hasta hace poco la mayor aspiración empresarial, en determinados ámbitos, era finiquitar la plantilla de la empresa que había estado funcionando décadas y montar una sociedad mercantil con los menores costes para especular con el suelo o lo que fuera menester. Quien no hacia esto era casi un bicho raro. Cada sociedad tiene el tipo de empresa que merece, pero no es menos cierto que las empresas también tendrán el tipo de sociedad que merezcan.
También he de decir que en estos tiempos han existido importantes excepciones de empresarios magníficos como el recientemente nombrado ´Español Ejemplar´ por la Fundación DENAES, Carlos Espinosa de los Monteros Bernaldo de Quirós, vicepresidente del Grupo Inditex de la cual es consejero desde 1997, consejero de Acciona, S.A. y Presidente de la Fraternidad - Muprespa.
Este empresario ha escrito un magnífico libro denominado ´Cosas que me enseño la vida gracias a la empresa´ donde ofrece textos como el siguiente:
´Una sociedad en la que no se respeten ciertos valores es una sociedad sin rumbo que, con toda seguridad, entrara en una fase de decadencia. Análogamente, una empresa que no se exija un conjunto de valores como guía de su actuación estará condenada al fracaso y, posiblemente, de no reaccionar a tiempo, a su desaparición.
La honradez, la lealtad, el esfuerzo, el sacrificio o el respeto y la dignidad ya no son considerados por gran parte de la población española como valores esenciales, y por tanto guías de comportamiento individual y colectivo.
La sociedad que arrincona los valores y opta por vivir sin rumbo ni compromiso está llamada, como la empresa desorientada y sin misión, a su progresiva desaparición.´
Un nuevo espíritu para la defensa de la dignidad del trabajador y un nuevo espíritu empresarial
La única salida de esta situación caótica es cambiar por completo el espíritu que ha movido al sindicalismo y la empresa durante las últimas décadas en España, para que la empresa sea entendida como comunidad con una clara función social que interactué de manera adecuada, contribuyendo así al bien común y el sindicalismo se centre en la defensa de la dignidad del trabajo, así como de las personas, en el ámbito de la empresa como fuerza diferenciada, pero solidaria, alejada de resentimientos o rivalidad social.
Un nuevo espíritu para España
En definitiva debemos replantearnos si ese espíritu de progreso continuo (progresismo) que nos han vendido estas últimas décadas desde la izquierda y desde cierta derecha económica, nos ha conducido a una suerte de paraíso terreno atestado de bienes de consumo inacabables, de abundancia ilimitada y, por tanto, de total ´felicidad´ o por el contrario nos ha transportado directos a la ruina y a la desolación continua.
España es una gran nación que puede y debe salir adelante pero para ello debe alimentarse de unos valores superiores, políticos, comunitarios, espirituales y de esfuerzo completamente distintos al progresismo, de manera que esos valores, ante los cambios globales e interiores, fortalezcan nuestro compromiso y voluntad de salir adelante como una comunidad consolidada y preeminente en el concierto mundial.
www.twitter.com/rchamode
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