De líos con las autonomías

 
EL COMENTARIO     RICARDO CHAMORRO
COLABORACIÓN

EL DIGITAL CASTILLA LA MANCHA

De líos con las autonomías
   
02/08/2012 .    
   
   
Ricardo Chamorro

Se ha vuelto a liar con el tema autonómico. Andalucía y Cataluña realizan sendos desplantes al Gobierno de la Nación en relación a los limites de endeudamiento. En el País Vasco los nacionalistas están que trinan con la reforma electoral que permitiría a los exiliados vascos votar y también se oyen llamadas a la insumisión en relación al Estado. Los catalanes amenazan, como es costumbre, con la independencia si no se accede a sus demandas de Hacienda propia.

Todo esto muestra una vez más la locura en que nos hemos metido en relación al Estado Autonómico, no porque administrativamente no fuera viable una descentralización en España, sino porque las autonomías fueron y son interpretadas por los nacionalistas, así como por parte de la izquierda, como lo que no son, o no deberían ser desde un punto de vista de viabilidad jurídica del Estado objetivo.

Si la lealtad hacia la nación española fuera un hecho, tal y como señala nuestra Constitución de manera indubitable, seguiría siendo aceptada la diversidad como lo es en todas las naciones occidentales, pero es que aquí existen unos señores que no aceptan la igualdad y son aplaudidos por parte de una izquierda esquizofrénica que tiene taras diversas que les llevan a congraciarse con el nacionalismo más reaccionario con tal de rechazar esa unidad de España que les parece una reminiscencia franquista.

Ayer mismo escuchaba en una tertulia a José María Calleja afirmar que realmente Cataluña y País Vasco no son comunidades autónomas como las otras por historia y que deberían tener un tratamiento especial. ¿De qué historia habla este señor? ¿De cuándo estas regiones instaron un año sus estatutos de autonomía en la II Republica? O quizás le gustaría hablar de los cientos de años en que vascos y catalanes tan ilustres como Ignacio de Loyola, Wifredo el Velloso, López de Haro, Jaime I el Conquistador, Urbina, Urdaneta, Requesens, Elcano, Legazpi, Casanova o Villaroel han aportado glorias a la nación histórica española. Creo que el problema es que lo que no aceptaron algunos, hace dos siglos, es la transición natural de España de nación histórica a nación de ciudadanos libres e iguales. Lo que es incomprensible es que gran parte de la izquierda, y parte de la derecha, les haya seguido el juego hasta hoy.

No me cansaré de repetir que Cataluña, Navarra o País Vasco no tienen nada en especial que les distinga del resto de los españoles y ahí tenemos el problema. Nos hemos creído la farsa de que son especiales y sobre ello basan su política de victimismo. Hace meses fui testigo de un debate parlamentario en que Montoro trató de justificar los derechos forales basándose en los ancestros. ¿De qué ancestros hablamos en el siglo XXI y en una Europa que pretende constituir una unidad de naciones libres e iguales con una clara armonización fiscal? A los ancestros no se les debería reivindicar sólo para chupar de la teta, ancestros que han muerto por la realización de España en Cataluña y Vascongadas son todos hasta final del siglo XIX.

Imagínense ustedes que el Estado de Massachusetts en Estados Unidos, donde se sitúa la ciudad de Boston, reclamara derechos especiales y privilegios económicos por haber sido ellos quienes proclamaron primero la independencia americana con respecto a Inglaterra y ser la matriz de la nación. Pues eso es lo que ocurre en España, unas regiones que junto a otras del norte fueron claves para la configuración de España, ahora sólo se miran el ombligo por un puñado de monedas sin comprender que no hay salida a la crisis global en la desunión de España solo en la unidad y en la solidaridad entre todos.

Afirmo nuevamente que si el café para todos no ha funcionado nos debemos apretar todos el cinturón, nunca debemos aceptar café para unos y agua para otros. Cataluña y País Vasco no son una excepción sino quizás el primer error del despiporre autonómico por querer entender algunos políticos sus regiones como entelequias falsas y contra la historia objetiva común de España. Las autonomías no son más que una parte de la administración general del Estado español para garantizar la igualdad y los derechos de los ciudadanos españoles, quien no entienda esto mejor que se vaya a otro planeta.

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